Ares

En la mitología griega Ares (en griego antiguo Ἄρης, en griego moderno, Ἄρη), hijo de Zeus y Hera, es el dios olímpico de la guerra.

En la guerra representa la brutalidad, la violencia y los horrores de las batallas.[1] Como dios de la virilidad masculina a lo largo de la mitología se han contabilizado unas treinta amantes mujeres, con una descendencia de alrededor de 60 hijos (entre ellos Eros, Harmonía, Fobos, Deimos, las amazonas). Afrodita, diosa del amor y la belleza, era su amante preferida, su sanadora y aliada en la guerra. Su equivalente romano es Marte.

A pesar de ser identificado como dios de la guerra no siempre salió victorioso en los combates. De hecho, resulta varias veces herido, como contra el semidiós Heracles, y sobre todo en sus enfrentamientos con su hermana Atenea, divinidad también guerrera, patrona de la estrategia y la sabiduría. Su lugar de nacimiento y auténtico hogar estaba situado en la región de los bárbaros y tracios,[2] al norte de la Hélade, y allí huyó cuando fue descubierto acostándose con Afrodita,[3] quien engañó reiteradas veces a su esposo Hefesto con él.

En la guerra de Troya en un primer momento peleó con un bando y luego con el otro, para compensar el coraje de ambas partes. Su mano destructiva se veía incluso tras los estragos provocados por plagas y epidemias.[4] Esta faceta salvaje y sanguinaria de Ares lo hacía ser detestado por otros dioses, incluidos sus propios padres.[5]

«Ares» fue también un adjetivo y epíteto en la época clásica para referirse a otros dioses cuando presentaban una modalidad guerrera, violenta o viril: eran comunes los títulos Zeus Areios, Atenea Areia e incluso Afrodita Areia.[6][7]

Culto

Ares alzando a Afrodita

El nombre de Ares ya aparece atestiguado en las tablillas micénicas bajo la forma A-re. Pese a ello, en Grecia, al menos durante las épocas arcaica y clásica, no era de los dioses a los que más culto se rendía, dado que se le consideraba de procedencia bárbara.[8]

La adoración de Ares en los países al norte de Grecia[9] indica que probablemente su culto se introdujera desde Tracia. En Escitia, otro de sus principales lugares de culto, se le adoraba con la forma de una espada, con la que se sacrificaban caballos, ganado y, en algunas ocasiones, esclavos.[10][11]

Por el geógrafo Pausanias se sabe que en Esparta había una estatua del dios encadenado, para mostrar que el espíritu combativo y la victoria nunca abandonaría a los habitantes de la ciudad.[12] En esta ciudad se le sacrificaban cachorros de perros negros.

En el mito de los Argonautas se creía que en la Cólquide, el vellocino de oro estaba colgado de un roble en una arboleda consagrada a Ares.[13] Desde allí se creía que los Dioscuros trajeron a Laconia la antigua estatua de Ares que se conservaba en el templo de Ares Thareitas, en el camino de Esparta a Terapnas.[14]

También, al ser considerado padre de las Amazonas,[6] se contaba que estas habían levantado un altar dedicado al dios en una isla del mar Negro. Esta isla, en la que se creía que moraban los pájaros del Estínfalo, se conocía como la «isla de Ares».[15][16]

En el periodo helenístico fue muy adorado en Macedonia, de donde proviene uno de sus adeptos más destacados, Alejandro Magno. Por escritos de Pseudo Calístenes y Plutarco es posible precisar los rituales que Alejandro Magno le rendía en vísperas de las batallas, que generalmente consistían en un complejo conjunto de ritos donde se relacionaban las libaciones con lo órfico y los sacrificios animales.[17][18]

El templo de Ares que vio Pausanias en el siglo II en el Ágora de Atenas (centro administrativo, religioso y cultural), había sido trasladado y rededicado allí durante la época de Augusto: en esencia era un templo de Marte, su equivalente romano. Sin embargo Pausanias señala que allí había una estatua de Ares que era obra de Alcámenes.[19] El Areópago, la ‘colina de Ares’ donde predicó Pablo, está situado a cierta distancia de la Acrópolis y desde tiempos arcaicos se celebraban juicios allí.

Ares, copia romana de un original de Alcámenes del siglo V a. C. Hallado en 1925, en la zona sagrada de Largo di Torre Argentina

En Olimpia existía un altar dedicado a este dios.[20] También era adorado cerca de Tegea, llamado allí Ares Afneo, y en la misma ciudad de Tegea.[21] Cerca de Tebas había una fuente consagrada a Ares.[22] En Gerontras (Laconia), tenía un templo con una arboleda donde se celebraba un festival anual durante el que no se permitía que las mujeres se acercaran al templo.[23]

Se conservan algunos himnos tardíos dedicados a Ares: el Himno homérico VIII —que la crítica atribuye al neoplatónico Proclo y por tanto es del siglo V d. C.[24] y el Himno órfico LXV, de la época imperial romana.[25] Estos himnos invocan a Ares denominándolo como personificación de la valentía, la fuerza incansable, rey de la virilidad masculina, protector del olimpo y de los ejércitos, caudillo de los rebeldes, de los hombres justos, y ayudante de los débiles. Estos atributos son, en parte, diferentes de los que tenía el Ares tradicional.[24]

Heródoto relata que los egipcios rendían culto a una divinidad a la que también llama Ares.[26]

Símbolos y apariencia

Ares suele representarse como un hombre joven, con cabellera anástole (al parecer, algo propio de los guerreros helenos) y con rostro y cuerpo sin vello. El carruaje y la antorcha encendida son algunos de sus símbolos. Ares montaba un carruaje tirado por dos caballos inmortales que volaban y llevaban bridas de oro.[27] Entre los demás dioses, Ares era representado con una armadura de bronce, lanza, escudo, casco y espada.[28] A él estaban consagrados los perros y los buitres[29] y en Italia, entre los picenos, también los pájaros carpinteros eran aves sagradas de Ares.[30] Según las Argonáuticas,[31] los pájaros de Ares (Ornithes Areioi) eran una bandada de pájaros cuyas plumas podían lanzar como dardos a los enemigos. También se identifica con los dos cuernos por el mito del vellocino de oro, el carnero de lana dorada (como se lo representa en el signo zodiacal de Aries).

Títulos y epítetos

Uno de los epítetos más destacados de Ares es el de Enialio (Ἐνυάλιος Enyálios) que puede tener el significado de guerrero heroico, y tal epíteto era aplicado a los efebos en Atenas. Los efebos eran los jóvenes que ingresaban al servicio militar, y era un tipo de culto heroico durante su juramento. En las tablillas micénicas en lineal B ya aparecía E-nu-wa-ri-jo, identificado como Enialio. Para la época clásica Enialio había sido identificado como un héroe.

Otros epítetos de Ares son:

  • Brotoloigos (Βροτολοιγός, ‘destructor de hombres’);
  • Afrodisíakos (Αφροδισιακος, 'encantado por Afrodita')
  • Androfontes (Ανδρειφοντης, ‘asesino de hombres’);
  • Miaiphonos (Μιαιφόνος, ‘la voz de los hombres’);
  • Teikhesiplêtês (Τειχεσιπλήτης, ‘asaltante de murallas’);
  • Maleros (Μαλερός, ‘hechicero, chamán’);
  • Teritas (Θηρίτας, ‘apaciguado'), por Tero, su niñera y sanadora.

Mitología

Afrodita

Afrodita y Ares sorprendidos por los dioses, por Joachim Wtewael.

En la historia cantada por el poeta Demódoco, en el palacio de Alcínoo, rey de los feacios,[32] el dios sol Helios espió una vez a Ares y Afrodita haciendo el amor en secreto en los aposentos del esposo de esta, Hefesto, el rengo y jorobado dios del fuego. Helios le advirtió sobre la situación a Hefesto, quien enfureció y tramó un plan, confeccionó una red invisible, pero tan fuerte y resistente que ningún hombre ni dios pudiera romperla, que pudiese inmovilizar a cualquiera para así atrapar a la pareja; así que colocó esta red sobre la cama, que actuaría con los rayos del amanecer. Hefesto salió de su casa y volvería al día siguiente a la salida del sol. Ares prevenidamente, puso a su guardia Alectrión en la puerta para que le avisase de la salida del sol (Helios), pero el joven se quedó dormido, y con los primeros destellos del sol la red cayó sobre los amantes. Así atrapó a Ares y Afrodita en plena situación íntima, quedando estos inmovilizados. Hefesto, furioso, llamó a los demás dioses para que fuesen testigos del adulterio. Las diosas no concurrieron por pudor. Los dioses presentes comentaron la belleza de Afrodita, y que habrían cambiado gustosos el lugar de Ares, burlándose de Hefesto. Cuando la pareja fue liberada, ella escapó a Pafos su isla natal de Chipre, mientras que Ares se refugió en su natal Tracia.[3] Ares, furioso, transformó a Alectrión en un gallo que nunca se olvidaría de anunciar la llegada del sol por las mañanas. Ni Afrodita ni Ares cumplieron su promesa, y volvieron a encontrarse repetidas veces. Tal historia fue representada en esculturas y pinturas, especialmente en el Renacimiento. Como resultado de su amor tuvieron al menos ocho hijos.

Ares encadenado

En un mito relatado en la Ilíada por la diosa Dione a Afrodita, dos gigantes ctónicos, los alóadas Oto y Efialtes, encadenaron a Ares y lo encerraron en una urna de bronce durante un año lunar. Ares estuvo gritando y aullando en la urna durante trece meses, hasta que su hermano Hermes lo rescató y su hermana Artemisa engañó a los gigantes haciendo que se arrojaran sus lanzas uno al otro, matándose. «Allí pereciera el dios insaciable de combate si su madrastra [de los Alóadas], la bellísima Eribea, no lo hubiese participado a Hermes».[33] «En este se sospecha un festival de libertinaje que se desata al decimotercer mes.»[6]

Ares y otros dioses —Apolo, Artemisa, Leto, Escamandro y Afrodita— acudiendo a luchar a favor del bando troyano en la guerra de Troya.

La guerra de Troya

En la Ilíada, Homero cuenta que Ares peleó para un bando y luego para el otro para recompensar el coraje de ambos lados: prometió a su hermana Atenea y a su madre Hera que lucharía del lado de los aqueos junto a Aquiles,[34] pero Afrodita y Apolo lo convencieron para que luchase con ellos del lado de Paris y los troyanos.[35]

En la batalla, Diomedes sorprendido al ver a Ares luchando en el bando troyano ordenó a sus soldados la retirada. Hera vio la desproporción del combate y pidió a Zeus que interviniera para alejarlo del campo de batalla. Ares atacó a Diomedes con su lanza, pero Atenea desvió el ataque. Diomedes respondió con la pica y Atenea guio el golpe en dirección a Ares, quien cayó herido y en su caída bramó como nueve o diez mil hombres. Huyó al monte Olimpo para que su padre Zeus curara sus heridas, lo que obligó a los troyanos a replegarse.[36] Zeus lo sermoneó:

"Mirándolo oscuramente, Zeus, quien recoge las nubes, le habló: -No te sientes a mi lado y te quejes, mentiroso de doble cara! Para mí eres el más odioso de todos los dioses que sostienen el Olimpo! Siempre peleón, es lo que quieres para tu corazón, guerras y batallas!... Y sin embargo, no soportaré mucho verte con dolor, ya que eres mi niño... Y para mí fue tu madre quien te aburrió. Pero si es que naciste de algún otro dios, resultaste tan ruinoso! Hace mucho que no te habrían dejado caer debajo de los dioses del cielo brillante!"[37]

Cuando Hera mencionó durante una conversación con Zeus que el hijo de Ares, Ascálafo, había muerto, Ares rompió a llorar. Quiso unirse a la batalla del lado de los aqueos, contra la orden de Zeus de que ningún olímpico debía participar en la guerra. Atenea lo impidió, lo consoló y le ayudó a quitarse la armadura.[38]

Más tarde, cuando permitió Zeus a los dioses tomar parte activa en la guerra de los mortales, Ares se enfrentó a Atenea, pero terminó herido de nuevo cuando esta lo golpeó con una piedra, cubriendo al caer con su cuerpo tumbado siete yugadas.[39]

Ayudantes

Fobos y Deimos

Una de sus principales consejeras es Temis, una importante diosa de la justicia y el orden correcto de las cosas.

En las batallas, Deimos y Fobos son dos de sus hijos con Afrodita[40] y también respectivamente los espíritus del terror y el miedo, que lo acompañaban en las batallas, al igual que su hermana Eris.[41] Otra acompañante de Ares era Enío,[42] diosa del derramamiento de sangre y la violencia. A modo de construcción etimológica, de Fobos proviene la palabra fobia. Tienen cita en la astronomía, que ha dado estos nombres de sus hijos, Fobos y Deimos, para nombrar a los dos satélites del planeta Marte (donde Ares era llamado así en Roma).

La presencia de Ares se veía también reforzada por Cidoimos, el demon del alboroto de las batallas,[43] así como las Macas (Batallas), las Hisminas (Disputas), Polemos (un espíritu menor de la guerra, probablemente un epíteto de Ares, pues no tenía un dominio específico) y la hija de este, Alala, la diosa-personificación del grito de guerra griego, cuyo nombre era usado por Ares como grito de guerra propio. En la Ilíada también se describe que otra de sus hermanas, Hebe, le prepara el baño y luego le viste.[44]

La fundación de Tebas

Ares también está presente en el mito fundacional de Tebas: Cadmo mató al dragón que custodiaba la fuente de Ares —y del que algunos decían que era hijo de este dios— que estaba en Beocia, en el lugar donde después se construyó Tebas. Luego, por consejo de Atenea, sembró los dientes del dragón, de los que brotaron como si una cosecha creciese una raza de guerreros, los espartos. Para aplacar a Ares, Cadmo estuvo al servicio de Ares durante un año y luego tomó como esposa a Harmonía, hija de este con Afrodita.[45]

Otros mitos

  • En la contienda de Tifón contra Zeus, Ares se vio obligado, junto con los otros dioses, a huir a Egipto, donde se metamorfoseó en un pez.[46]
  • Ares dio a Hipólita el cinturón que luego le quitó Heracles.[47]
  • En algunas versiones se contaba que cuando Afrodita amó a Adonis, un celoso Ares se transformó en un jabalí y mató a su rival o bien envió el jabalí para que lo matara.[48]
  • Según una tradición, Ares mató a Halirrotio, hijo de Poseidón, cuando este intentó violar a Alcipe, su hija con Agraulo. Poseidón exigió a Zeus que Ares fuese castigado, por lo que fue llevado a juicio: el primer juicio por asesinato de la historia. Los demás olímpicos votaron que debía ser absuelto. Se cree que este suceso dio origen al nombre «Areópago».[49]
  • Existen relatos de un hijo de Ares, Cicno, que fue tan sanguinario que intentó construir un templo con las calaveras y huesos de los viajeros a los que asesinaba. Heracles lo mató, provocando la cólera de Ares, a quien también derrotó, obligándolo a volver al Olimpo.[50]

Consortes y descendencia

Afrodita y Ares, en el lecho de Hefesto, sobre ellos la red invisible
Eros, hijo de Ares y Afrodita, representa el deseo. En la mitología romana es Cupido
Copia de una escultura representando a Ares, obra de Alcámenes.

Ares es quizá uno de los dioses que más descendencia ha dejado entre los doce olímpicos. Como patrón de la virilidad masculina, se cuentan al menos una cuarentena de amantes y unos 60 hijos, de los cuales muchos son epónimos de ciudades míticas, como Amazonas. que se enumeran a continuación.

Amante Hijo
Afrodita Fobos
Deimos
Harmonía
Eros
Anteros (parte de los Erotes)
Himero (parte los Erotes)
Aerope Aeropo
Aglauro Alcipe
Altea Meleagro
Anchiroe Siton
Astioque Ascálafo
Yalmeno
Asinoma Calidon
Atalanta Partenopeo
Caldene Solimnos
Calírroe Bistón

(posiblemente su nieto, hijo de peón)

Odomanto
Critobula Pangaeus[51]
Cirene[52] Diomedes de Tracia
Crestona[53]
Cicno

(posiblemente hijo de Pirene)

Demonice Eveno
Testio
Molos, epónimo de Molosos
Pilos
Dormotea Estínfelos[54]
Dotis o Crisa Flegias
Euritoe -
Egina -
Enio Enialio
Eris Cidomios
Eos -
Erinias Dragon de Tebas (mito fundacional)
Eritea

(una de las hesperides)

Euritión

(pastor del ganador de Gerion)

Esterope o Harpina Enómao[55]
Filónoma Licasto
Parrasio
Harmonía (una ninfa)[56] Amazonas
Otrera

(la primera reina de las amazonas)

Leodoce[57] -
Nerio

(mitología romana)

-
Otrera, reina amazona Hipólita
Antiope
Melánipe
Pentesilea, reina amazona
Parnasa Sínope[58]
Protogenia Oxilo
Pelopia -
Perséfone -
Rea silvia o Illia Rómulo y Remo (mitología romana)
Sete, hermana de Reso Bythis, epónimo de Bithyae, tribu de Tracia[59]
Tanagra -
Tirine Trasa
Teógona Tmolo[60]
Tritea Melanipo
Madre desconocida Cálibe, de Cálibes[61]
Drias
Alcón de Tracia[62]
Hiperbio
Keimaros[63]
Lico de Libia[64]
Niso
Peón (quizás padre de Bistón)
Partaón
Eagro
Tereo
Aves del estinfalo

Véase también

Bibliografía

Notas y referencias

  1. Una inscripción ática escrita a finales del siglo VI: «Permanece y llora mucho en la tumba del fallecido Kroisos / a quien el furioso Ares destruyó un día, luchando en las filas más avanzadas.» (Atenas, NM 3851; citado en Stewart, A. F. (1990). «I. The Sources». Greek sculpture: an exploration. Nueva York: Yale University Press. ISBN 978-0-300-04072-2.)
  2. Ilíada XII,301. Ovidio: Arte de amar II,10.
  3. Odisea VIII,361.
  4. Sófocles: Edipo rey 185.
  5. «Me eres más odioso que ningún otro de los dioses del Olimpo», le dice Zeus en la Ilíada, v.890. «Siempre te han gustado las riñas, luchas y peleas.»
  6. Burkert (1985), pág. 169.
  7. Diccionario Griego-Español en línea, voz Ἄρειος
  8. Grupo Tempe, Los dioses del Olimpo, p.109, Alianza Editorial; Madrid, 2001), ISBN 84-206-3648-7.
  9. Heródoto, Historias V,7.
  10. Odisea VIII, 361, con la nota de Eustacio. Arte de amar, II, 585. Estacio: Tebaida VII, 42.
  11. Heródoto: Historias IV, 59 y 62.
  12. Pausanias: Descripción de Grecia III,15,7.
  13. Biblioteca mitológica I,9,16.
  14. Biblioteca mitológica III,19,7.
  15. Apolonio de Rodas: Argonáuticas II, 382; II, 1047.
  16. La isla de Ares: ¿la isla Giresun?
  17. Pseudo Calístenes. Historia de Alejandro de Macedonia.
  18. Plutarco. Vida de Alejandro.
  19. Descripción de Grecia I, 8, 4.
  20. Descripción de Grecia V, 15, 6.
  21. Descripción de Grecia VIII, 44, 7; 48, 4.
  22. Biblioteca mitológica III, 4, 1.
  23. Descripción de Grecia III, 22, 6.
  24. Himnos Homéricos. La Batracomiomaquia, pp.178-179, traducción y notas de Alberto Bernabé Pajares. Madrid: Editorial Gredos. ISBN 978-84-249-3501-6.
  25. Porfirio. Vida de Pitágoras. Argonáuticas Órficas. Himnos Órficos, p.65, nota complementaria de Miguel Periago Lorente. Madrid: Editorial Gredos. ISBN 84-249-1234-9.
  26. Heródoto: Historias II, 63.
  27. Ilíada V,352.
  28. Pierre Grimal: Diccionario de mitología griega y romana, p. 44, Barcelona, Paidós, 1981. ISBN 84-7509-166-0.
  29. María Luisa Picklesimer, La doble función del perro Argos en la Odisea, p.405, en revista Florentia Iliberritana, n.º 8, 1997, pp. 401-419.
  30. Estrabón V,4,2.
  31. Apolonio de Rodas: Argonáuticas II,382 y ss., 1031 y ss. Higino: Fábulas XXX.
  32. Odisea VIII, 302 y ss.
  33. Ilíada V,385–91.
  34. Ilíada v.832.
  35. Ilíada V,455.
  36. Ilíada V,855 y sig.
  37. Ilíada (en griego, traducción de Richmond Lattimore). Libro 5. p. Líneas 798–891, 895–898.
    • Richmond Lattimore (1906-1984): clasicista y poeta estadounidense, conocido por sus traducciones de clásicos griegos, y en especial por las de la Ilíada y la Odisea.
  38. Ilíada XV,110-28.
  39. Ilíada XXI,390 y ss.
  40. Hesíodo: Teogonía 934 y ss.
  41. Ilíada IV,436, XIII,299. El escudo de Heracles 191, 460. Quinto de Esmirna: Posthoméricas X,51.
  42. Homero, Ilíada V,592.
  43. Homero, Ilíada V,593.
  44. Homero, Ilíada V,905.
  45. Apolodoro, Biblioteca mitológica III,4,1-2.
  46. Antonino Liberal: Colección de metamorfosis 28.
  47. Biblioteca mitológica ii,5,9.
  48. Tzetzes, Juan: escolio de la Alejandra de Licofrón (831).
  49. Biblioteca mitológica III,14,2.
  50. El escudo de Heracles 461. Biblioteca mitológica II,5,11.
  51. Pseudo Plutarco: Sobre los ríos 3. 2
  52. Biblioteca 2. 5. 8
  53. Juan Tzetzes sobre la Alejandra de Licofrón (499). Se dice que Tracia fue llamada Crestona por ella.
  54. Sobre los ríos 19. 1
  55. «Descripción de Grecia v.22.6» (en inglés).
  56. Diccionario Griego-Español en línea,voz Ἁρμονία. Esta ninfa llamada Harmonía hay que distinguirla de la Harmonía hija de Ares y esposa de Cadmo.
  57. Fábulas, 159
  58. Escolios de las Argonáuticas de Apolodoro (2. 946).
  59. Esteban de Bizancio: Étnica (Ἐθνικά) s. v. «Bithyai».
  60. Sobre los ríos 7. 5
  61. Escolios de las Argonáuticas de Apolonio (2. 373).
  62. Fábulas 173.
  63. Escolios de Trabajos y días, de Hesíodo (1, 28).
  64. Pseudo Plutarco: Moralia IV, 22: Historias paralelas griegas y romanas (Συναγωγή ιστοριών παραλλήλων Ελληνικών και Ρωμαϊκών / Parallela minora) 23

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