Manuel Chili Caspicara

Manuel Chili, también conocido por el nombre artístico de Caspicara, fue un afamado escultor y tallador indígena perteneciente a la Escuela Quiteña de arte del siglo XVIII, de la cual fue uno de sus más importantes representantes. Nació en la ciudad de Quito, por entonces capital de la real audiencia española del mismo nombre, alrededor del año 1720, aunque se desconoce la fecha exacta.[1] Los especialistas suelen situar su fallecimiento en 1796.[2]

Manuel Chili "Caspicara"

Nativity
Información personal
Nombre de nacimiento Manuel Chili
Nacimiento Alrededor de 1720
Quito
Virreinato del Perú
Fallecimiento 1796
Quito, Virreinato del Perú
Nacionalidad Española
Educación
Educación Talleres de Robles y Legarda
Información profesional
Ocupación Pintor y escultor
Movimiento Escuela Quiteña
La Sábana Santa. Catedral de Quito

Su seudónimo artístico significa cara de madera o cara de palo, y se compone de dos vocablos kichwas: caspi (madera) y cara (corteza); lo que hace suponer que se trataba de un hombre de rostro cobrizo y piel tersa como la madera tallada, ya que no existen retratos o referencias de su aspecto físico.[3]

Según el historiador Jaime Aguilar Paredes, Caspicara se consagró a la imaginería, posiblemente desde muy niño, hasta alcanzar una superioridad y maestría que le colocaron a la cabeza de los escultores de su época, y, sin ponderación, en igual plano al de los más famosos escultores europeos.[4] Alguna fuentes señalan que el propio rey Carlos III de España exclamó la siguiente frase elogiando al escultor: no me preocupa que Italia tenga a Miguel Ángel, en mis colonias de América yo tengo al maestro Caspicara.[5]

Obra

Fiel a la norma áurea de la imaginería barroca, cultivó los motivos religiosos tanto en madera como en mármol. Entre sus principales maestros se encuentran figuras como Diego de Robles y Bernardo de Legarda, con quienes trabajó en sus respectivos talleres cuando era joven.[2] Es junto a uno de ellos, Legarda, y el gran Pampite, que Caspicara constituyó la más pura esencia de la escultura colonial quiteña que tanta fama adquirió en las colonia americanas y las cortes europeas.[6]

Como la mayoría de artistas de la época en que vivió, y sobre todo en una ciudad profundamente católica como Quito, Caspicara trabajó casi toda su obra de imaginería religiosa para los altares de las principales iglesias y conventos de la región, aunque sus esculturas también adornarían grandes mansiones y palacios en Europa. Entre sus representaciones destacaban los Cristos crucificados, de gran realismo en sus llagas y daños provocados por grandes heridas

Varias de sus obras más representativas aún se conservan en museos de Quito y Popayán, entre ellas:[1][6]

Referencias

  1. Avilés Pino, Efrén. «Caspicara». Enciclopedia del Ecuador. Universidad Católica Santiago de Guayaquil.
  2. «Manuel Chili, Caspicara». Ciudades patrimonio, Quito. Centro Virtual Cervantes. Consultado el 10 de marzo de 2015.
  3. Erazo, Luis (31 de mayo de 1992). «Príncipe de la escultura colonial quiteña: Caspicara». Diario El Comercio. Consultado el 10 de marzo de 2015.
  4. Aguilar Paredes, Jaime (1973). Grandes personalidades de la patria ecuatoriana. Editorial Fray Jodoco Ricke. p. 104.
  5. Rivas, Julio (noviembre - diciembre 2012). «Un sitio llamado San Francisco». Revista Clave!. Archivado desde el original el 22 de noviembre de 2012. Consultado el 10 de marzo de 2015.
  6. «Caspicara». Ecuatorianos destacados. 9 de mayo de 2013. Consultado el 10 de marzo de 2015.

Enlaces externos

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