Bovarismo
Se entiende por bovarismo o síndrome de madame Bovary al estado de insatisfacción crónica de una persona (especialmente en el campo afectivo o amoroso), producido por el contraste entre sus ilusiones y aspiraciones (a menudo desproporcionadas respecto a sus propias posibilidades) y la realidad, que suele frustrarlas.
El término fue utilizado por primera vez[1] por el filósofo francés Jules de Gaultier en su estudio Le Bovarysme, la psychologie dans l’œuvre de Flaubert (1892), en el que se refiere a la novela Madame Bovary de Gustave Flaubert, en concreto a la figura de su protagonista, Emma Bovary, que se ha convertido en el prototipo de la insatisfacción conyugal. Aunque el término bovarismo no está recogido en el Diccionario de la Real Academia Española tiene un uso relativamente frecuente en obras ensayísticas[2] literarias[3] y de otros tipos.[4] También figura en diccionarios de Psicología.[5]Es el tema central del estudio publicado por la hispanista lituana Biruté Ciplijauskaité, La mujer insatisfecha: el adulterio en la novela realista (Madrid, Edhasa, 1984), ensayo dedicado a estudiar el bovarismo en los grandes maestros del Realismo occidental, incluyendo a autores como Gustave Flaubert, Leon Tolstoi, Clarín, Theodor Fontane, Eça de Queirós, Benito Pérez Galdós, Henry James y Henrik Ibsen.
Bibliografía
- GAULTIER, Jules: Le Bovarysme, la psychologie dans l’œuvre de Flaubert, París, 1892.
- PALANTE, Georges: Le bovarysme, une moderne philosophie de l'illusion, 1903.
Véase también
Notas y referencias
- Revista Penser/rêver: «Que veut une femme?», 2007, p. 18.
- Por ejemplo, en Mario Vargas Llosa: La verdad de las mentiras. Madrid: Alfaguara, 2002, pág. 397: [Sin] ese pequeño quijote pragmático y con faldas que fue Emma Bovary el bovarismo no existiría, claro está.
- Care Santos: Síndrome Madame Bovary: infieles e infelices, Algaida, 2007.
- Iris Sen Bravo «Bovarismo, una historia sobre cómo idealizar el amor», La huella digital, 6 de febrero de 2013.
- Sillamy, Norbert: Diccionario de Psicología. Barcelona: Larousse Planeta, 1995. Pág. 44.