Guirrio

El guirrio es un personaje del folklore y de la mitología asturleoneses.[1][2]

Representación de guirrios en el carnaval de Pola de Siero.

Etimología

Algunas fuentes y algunos estudiosos, como Du Cange, la hacen derivar del latín guirriar: "reir, lujuria", " pero otros investigadores ven su origen en la voz vasca ogerria: "Navidad". En el carnaval astur, a los lupercos se les conoce como guirrios.

El guirrio desfila festivamente junto a las zamarronadas[3] en pueblos y villas y acompaña a grupos de actores de representan autos sacramentales de temas navideños, y comedias de "tosca literatura", según señala Daniel González-Nuevo Zarracina. Complementan a los aguilanderos,[4] y en ciertas comarcas astures son conocidos como sidros[5] y bardancos.[6]

En la provincia de León, son una figura inseparable del antruejo, en especial en Llamas de la Ribera, con esquilones[7] que cuelgan de la vestimenta, aterrorizando al público con coloridas escarapelas en su máscara que, con los brincos, se abren y se cierran.[8]

El Guirrio de San Juan de Beleño se considera su expresión más antigua. Es un festejo declarado de "interés turístico" que se celebra el 1 de enero. El Guirrio es escoltado por un séquito de aguinalderos,[4] y, como es costumbre, persigue a las mozas, entre las risas de los asistentes. Para participar, se ha de estar en soltería y ser mayor de quince años.[9]

Traje

Van vestidos de blanco, con polainas negras de paño, faja roja, azul o verde ciñendo la cintura, y otra del mismo color, como banda, atravesando pecho y espalda. Llevan también un cinturón de cuero con cascabeles y campanillas que hacen sonar en sus demenciales giros y correrías. En el cuello llevan anudado un pañolón de seda de color llamativo, y en la cabeza un alto bonete de forma de cono, muy ornamentado con cintas y papeles de colores. En Siero y en Quirós guarecen cabeza, pecho y dorso con pieles de oveja, a modo de capuchón, rematadas con una cola de zorro, con orificios para los ojos y la boca, envueltos en tela roja. Asimismo, portan un largo báculo o pértiga con la que se propulsan para dar grandes saltos y caer en los grupos de mozas.

Interpretaciones

Constantino Cabal veía en estas figuras una proyección de las imágenes parietales del Paleolítico, con máscaras zoomorfas y movimientos sensuales "itifálicos".[10] Otros hermeneutas, como Daniel González-Nuevo Zarracina, autor de la reseña de la Gran Enciclopedia Asturiana, ven en el gurrio la síntesis del Silvano, del Fauno y del Busgosu, persiguiendo a las mozas, pues los vexigueros (auxiliares menores del gurrio) persiguen a las mujeres con un látigo de tres vejigas infladas de macho cabrío, azotándolas en el tafanario[11] para volverlas fecundas. En Fiestas de Asturias (1985)[12], de Eloy Gómez Pellón y Gema Coma, se dice que, al menos hasta 1912, había sido el festejo de Pola de Lena el más señero, y que según atestiguó Aurelio del Llano, los esterones que iban tras el guirrio eran conocidos como zamarrones.[13] La aguilandera, la cardona y la cenicera, que esparcía ceniza frenéticamente entre el respetable, tampoco faltaban.[14]

Vídeos

Véase también

Bibliografía

  • Gran Enciclopedia Asturiana, ed. Silverio Cañada, Gijón; tomo 8.- D.L:VI 676-70

Notas y referencias

Enlaces externos

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