Misquoting Jesus
Misquoting Jesus: The Story Behind Who Changed the Bible and Why es un libro de Bart Ehrman, un estudioso del Nuevo Testamento en la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill.[1] El libro introduce a los lectores laicos al campo de la crítica textual de la Biblia. Ehrman discute una serie de variantes textuales que resultaron de cambios intencionales o accidentales en los manuscritos durante la era del scriptorium. El libro llegó a la lista de superventas de The New York Times.[2]
Misquoting Jesus | ||
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de Bart D. Ehrman | ||
Género | Religión | |
Edición original en inglés | ||
Título original | Misquoting Jesus: The Story Behind Who Changed the Bible and Why | |
Editorial | HarperCollins | |
País | Estados Unidos | |
Fecha de publicación | 2005 | |
Páginas | 256 | |
Edición traducida al español | ||
Título | Jesús no dijo eso: los errores y falsificaciones de la Biblia | |
Traducido por | Luis Noriega | |
Editorial | Ares y Mares | |
Ciudad | Barcelona | |
País | España | |
Fecha de publicación | 2006 | |
Cronología de Bart D. Ehrman | ||
Truth and Fiction in The Da Vinci Code: A Historian Reveals What We Really Know about Jesus, Mary Magdalene, and Constantine (2004) | Misquoting Jesus | The Lost Gospel of Judas Iscariot: A New Look at Betrayer and Betrayed (2006) |
Sumario
Ehrman relata su experiencia personal con el estudio de la Biblia y la crítica textual. Él resume la historia de la crítica textual, de las obras de Erasmo de Róterdam hasta el presente. El libro describe un ambiente cristiano primitivo en el que los libros que más tarde compusieron el Nuevo Testamento fueron copiados a mano, sobre todo por cristianos no profesionales. Ehrman concluye que varios escribas primeros alteraron los textos del Nuevo Testamento con el fin de restarle importancia al papel de la mujer en la iglesia primitiva, de unificar y armonizar las diferentes representaciones de Jesús en los cuatro evangelios, y oponerse a ciertas herejías (como el adopcionismo). Ehrman sostiene que ciertas creencias cristianas ampliamente defendidas, como la divinidad de Jesús, se asocian no con las palabras originales de las Escrituras, sino con estas alteraciones posteriores.[3]
Críticas y recepción
Alex Beam, del The Boston Globe, escribió que el libro es «una serie de revelaciones dramáticas para los ignorantes», y que «Ehrman señala que ha habido una gran cantidad de cambios en la Biblia en los últimos 2000 años. Yo no quiero estar entre el Sr. Ehrman y su día de pago, pero ha desarrollado este punto mucho más elocuentemente [...] [que] otros».[4]
Jeffrey Weiss, del The Dallas Morning News, escribió: «Para cualquier bando en relación con la infalibilidad bíblica, esta es una lectura gratificante».[5] La American Library Association escribió: «Para evaluar cómo ignorante o teológicamente los escribas manipuladores pueden haber cambiado el texto bíblico, los eruditos modernos han desarrollado procedimientos para la comparación de los textos divergentes. Y en un lenguaje accesible a los no especialistas, Ehrman explica estos procedimientos y sus resultados. El autor explica también por qué la crítica textual ha provocado frecuentemente una intensa polémica, sobre todo entre los protestantes y su sola scriptura».[6] Charles Seymour, de la Wayland Baptist University en Plainview, Texas escribió: «Ehrman convincentemente argumenta que incluso algunos pasajes generalmente recibidos son adiciones tardías, lo que es particularmente interesante en el caso de aquellos versos con importancia para las cuestiones doctrinales, como la ordenación de mujeres o la Expiación».[7] Neely Tucker, de The Washington Post escribió que el libro es «una exploración de cómo llegaron los 27 libros del Nuevo Testamento a estar juntos, una rica historia con la política eclesiástica, escribas incompetentes y las dificultades de la representación de la tradición oral en un texto escrito».[8]
Daniel B. Wallace, en una revisión de Misquoting Jesus escribió que el libro «se queda corto en una auténtica sustancia sobre su argumento principal».[9]
Craig Blomberg, del Seminario de Denver en Colorado, escribió que: «La mayor parte de Misquoting Jesus es en realidad una síntesis muy legible y precisa de muchos de los hechos más importantes acerca de la naturaleza y la historia de la crítica textual, presentada en una narrativa viva e interesante que mantendrá a eruditos y laicos interesados por igual».[10] Blomberg también escribió que Ehrman «ha rechazado su evangelicalismo y si está escribiendo sobre la historia de la transmisión del texto bíblico, centrándose en todos los cambios que los escribas hicieron durante siglos, o en los llamados ‹evangelios perdidos› y ‹cristianismos perdidos›, tratando de rehabilitar nuestra apreciación por el gnosticismo, es evidente que tiene un interés personal».[10]
La crítica de Dante A. Urbina[11]
Dante A. Urbina es un intelectual peruano en el ámbito de la economía, la filosofía y la teología, y ha desarrollado una crítica a argumentos que Bart Ehrman plantea en su libro. Las referencias que aparecen en esta sección entre paréntesis son todas tomadas del libro citado, es decir, de su libro ¿Cuál es la religión verdadera? Demostración racional de en cual Dios se ha revelado.
Uno de los argumentos que se han presentado para justificar la validez histórica del Nuevo Testamento es lo que se llama “criterio de las tres pruebas”, planteada por el historiador Chauncey Sanders en An Introduction to Research in English Literary History (1952, ed. Macmillan Company, Nueva York, pp. 143ss.). Este criterio es utilizado para examinar y determinar la historicidad de un documento (es decir, si un documento es o no es histórico), y las tres pruebas mencionadas son las siguientes: prueba bibliográfica, prueba de evidencia interna y prueba de evidencia externa. Lo que Bart Ehrman hace es criticar la prueba bibliográfica del Nuevo Testamento en su libro Misquoting Jesus: The Story Behind Who Changes the Bible and Why (2007, ed. Harper, San Francisco, pp. 7 y 90). También lo hace en el discurso de apertura del debate contra James White en el Sheraton Airport Hotel de Florida el 21 de enero de 2009.
La prueba bibliográfica consiste en examinar y determinar si se puede confiar en que el documento examinado se corresponde con el original, a partir de saber cuántos manuscritos originales se tienen (1), cuán tempranos son dichos manuscritos (2) y con cuánta precisión fueron transmitidos (3). “Así, si un determinado documento cuenta con un número muy bajo de manuscritos que a su vez fueron elaborados muchos siglos después de que sucedieron los eventos históricos que refieren y, además, exhiben un alto grado de distorsión en el copiado y transmisión, debe decirse que este documento no pasa la prueba bibliográfica” (Urbina, 2018, p. 61).
Con respecto a la cantidad de manuscritos originales (cf. Urbina, 2018, p. 61), el Nuevo Testamento es la obra con más copias manuscritas de la Antigüedad: mientras que la Ilíada cuenta con 647 copias (cf. Bruce Metzger, The Text of the New Testament, Oxford University Press, Nueva York, 1968, p. 34), el Nuevo Testamento cuenta con 5664 manuscritos en el idioma griego original y con alrededor de 18000 en otros idiomas (latín, siríaco, etíope, etc.), siendo esto un total de 24000 copias manuscritas de porciones del Nuevo Testamento (cf. F. F. Bruce, The Books and the Parchments, ed. Fleming H. Revell, Nueva Jersey, 1963, p. 178).
Con respecto a cuán tempranos son dichos manuscritos, Urbina (2018, p. 62-63) desarrolla varios ejemplos para abordar la cuestión. Uno de ellos es el de la Carta a los Corintios de Clemente de Roma, autor de finales del siglo I y principios del siglo II. Dicha carta data en torno a las dos o incluso tres últimas décadas del siglo I (cf. G. Edmundson, The Church in Rome in the First Century, ed. Longmans, Londres, 1913, pp. 180-205), y cita varias frases que aparecen en partes del Nuevo Testamento (en concreto, Mateo, Marcos, Lucas y ocho epístolas). Esto da cuenta de que sea muy probable que dichos textos hayan sido escritos antes de que Clemente los citara (cf. Paul Barnett, Is the New Testament Reliable? A Look at the Historical Evidence, InterVarsity Press, Downers Grove, 1986, p. 39).
Con respecto a la precisión en el proceso de transmisión (cf. Urbina, 2018, p. 63), los niveles de distorsión en la transmisión y el copiado del Nuevo Testamento, la Ilíada y el Mahabharata de los hindúes fueron evaluados por Bruce Metzger, profesor de la Universidad de Princeton, y concluyó que, mientras que los niveles de distorsión en la transmisión y copiado de la Ilíada y el Mahabharata eran respectivamente del 5% y del 10%, los del Nuevo Testamento eran del 0,2% (cf. Bruce Metzger, Chapters in the History of New Testament Textual Criticism, ed. Eerdmans, Grand Rapids, 1963, pp. 144-151).
Como se dijo y se citó anteriormente, Bart Ehrman critica esta prueba, argumentando que hay errores y variantes textuales en el Nuevo Testamento, a tal nivel de no saber lo que verdaderamente decían los manuscritos originales. Estos errores se deberían a que, cuando una persona copiaba un documento, lo hacía con errores voluntarios o involuntarios, y a que, cuando se copiaba la copia, el problema de los errores se repetían (cf. Urbina, 2018, pp. 68-69).
Urbina desarrolla diferentes respuestas a este argumento (cf. 2018, pp. 69-74).
En primer lugar, no se puede poner en cuestión la prueba bibliográfica a partir de los errores, debido a que dichos errores se deben, entre otras cosas, a la gran cantidad de documentos. “[…] las variantes textuales entre los manuscritos del Nuevo Testamento son nada más que el absolutamente racionable precio a pagar por tener una gran cantidad de copias disponibles” (Urbina, 2018, p. 69-70). Y, como se vio, contar con muchos documentos originales, más que ser algo negativo, es algo positivo para pasar la prueba bibliográfica y por lo tanto positivo para determinar la historicidad de un documento. Justamente porque tener muchas copias permite “aplicar con más y mejores elementos de juicio los criterios historiográficos y reconstruir más fiablemente el texto original” (Urbina, 2018, p. 70). Para entender mejor esto, Urbina (2018, pp. 71-72) explica que el proceso de transcripción del Nuevo Testamento no fue lineal sino geométrico: en lugar de que un escriba copie un documento y se lo pase a otro escriba para que haga lo mismo (estando todos en un mismo lugar), en realidad el proceso de transcripción consistía en realizar varias copias de un documento y esos documentos enviarlos rápidamente a otras zonas con otras culturas e idiomas para que ese proceso se iniciara de nuevo, de tal forma que el proceso de transcripción “dejaba de ser controlado” cuando las copias transcriptas se enviaban a otro lugar. Esto permite concluir dos cosas: que no se puede decir que alguien introdujo errores por motivos ideológicos, por ejemplo, porque la transcripción no dependía de un lugar, una familia, un idioma, una cultura o algo similar; y que, a la hora de analizar los errores de transcripción, basta con tomar las transcripciones que se hicieron en un lugar y compararlas con las transcripciones que se hicieron en otro. Es por esto que contar con muchos escritos es algo positivo, como se dijo, y no negativo: porque facilita la comparación y, por lo tanto, la detección de errores.
Como si esto fuese poco, se entiende que hay documentos considerados históricos con una reducida cantidad de copias y centrales para conocer los hechos del siglo I. La Guerra de los Judíos de Flavio Josefo tiene sólo 9 copias que datan a partir del siglo V (cf. Paul Barnett, Is the New Testament History?, ed. Vine Books, Ann Arbor, 1986, p. 45), y los Anales de Tácito tiene sólo dos copias que datan de la Edad Media (cf. Norman Geisler y William Nix, A General Introduction to the Bible, ed. Moody Press, Chicago, 1986, p. 405).
Además, cuando Ehrman menciona a los errores, no distingue entre errores ortográficos, orden de palabras inconsecuente, variantes significativas (semánticas) pero no viables y variantes significativas y viables. Para que la tesis de Ehrman fuese cierta, sería necesario que la mayoría de los errores fuese del tipo 4, pero este tipo de errores están contemplados en el análisis comparativo de Bruce Metzger que se mencionó anteriormente (es decir, el análisis que concluye que los errores del tipo 4 son inferiores al 1%), y en la misma línea de planteamiento van Andreas Köstenberger y Michael Kruger en su libro The Heresy of Orthodoxy (ed. Crossway, Wheaton, 2010, p. 226). De hecho, al menos el 95% del Nuevo Testamento no se cuestiona por los críticos textuales actuales (cf. Greg Boyd, “How do you respond to Bart Ehrman’s book Misquoting Jesus”, en ReKnew, 8 de enero de 2008).
Es curioso que parece ser que Ehrman se contradice. En efecto, al mencionar que no es posible dar cuenta del texto original debido a la cantidad de errores, ejemplifica con agregados y alteraciones de textos originales. Es decir, poner estos ejemplos en realidad da cuenta de que sí es posible identificar textos originales.
Para finalizar, Ehrman dice que se han agregado versículos, tales como 1 Juan 5:7, el cual daría cuenta de la Santísima Trinidad, o Lucas 22:20, 24:12 y 24:51, y esto sería problemático. Sin embargo, la Santísima Trinidad “no se basa en ese texto de la primera carta de Juan y puede verificarse en muchos otros pasajes que no están en cuestión” (Urbina, 2018, p. 72); y, con respecto a los agregados en el libro de Lucas, “prácticamente las mismas frases y palabras aparecen en otros textos bien establecidos (Mateo 26:28, Juan 20:3-7 y Hechos 1:9,11, respectivamente)” (Urbina, 2018, p. 73).
Este análisis de Urbina permite entender que la crítica a la prueba bibliográfica del Nuevo Testamento que Ehrman desarrolla en su libro pierde su consistencia.
Véase también
Referencias
- Interview con Bart Ehrman, Publishers Weekly. 25 de junio de 2006.
- Publisher's website Archivado el 14 de noviembre de 2017 en Wayback Machine.. HarperCollins.com.
- Ehrman, Bart D. (2005). Misquoting Jesus: The Story Behind Who Changed the Bible and Why (en inglés). HarperCollins. pp. 1-256. (requiere registro).
- Beam, Alex (12 de abril de 2006). «Book review: The new profits of Christianity». The Boston Globe.
- Weiss, Jeffrey (16 de abril de 2006). «Book review: Some ask: Are Bible texts authentic? Are stories true?». Dallas Morning News.
- «Ehrman, Bart D. Misquoting Jesus: The Story behind Who Changed the...». Booklist. 15 de noviembre de 2005.
- «Ehrman, Bart D. Misquoting Jesus: The Story behind Who Changed the...». Library Journal. 2005.
- Tucker, Neely (5 de marzo de 2006). «The Book of Bart». The Washington Post.
- Daniel B. Wallace (2005). Review of Bart D. Ehrman, Misquoting Jesus: The Story Behind Who Changed the Bible and Why. San Francisco: HarperSanFrancisco.
- «Book review: Misquoting Jesus». Denver Seminary. 5 de marzo de 2006. Archivado desde el original el 25 de abril de 2009. Consultado el 6 de abril de 2009.
- Urbina, Dante A. (2018). «Primera vía: el argumento de la fiabilidad histórica del Nuevo Testamento». ¿Cuál es la religión verdadera? Demostración racional de en cuál Dios se ha revelado (primera edición). Charleston SC: CreateSpace. pp. 59-74. ISBN 9781791709990.
Enlaces externos
- Misquoting Jesus. Internet Archive.
- Misquoting Jesus de bartdehrman.com
- Misquoting Jesus excerpts de NPR.
- Stanford lecture on "Misquoting Jesus".