José María Pino Suárez

José María Pino Suárez (Tenosique, Tabasco; 8 de septiembre de 1869-Ciudad de México, 22 de febrero de 1913) fue un político, abogado, hombre de letras y periodista mexicano que se desempeñó como vicepresidente de México del 6 de noviembre de 1911 al 19 de febrero de 1913, durante los eventos de la denominada Decena Trágica.[1]

José María Pino Suárez


Vicepresidente de los Estados Unidos Mexicanos
6 de noviembre de 1911-19 de febrero de 1913
Presidente Francisco I. Madero
Predecesor Abraham González Casavantes
Sucesor Cargo abolido


Presidente del Senado de México
6 de noviembre de 1911-26 de febrero de 1912
Presidente Francisco I. Madero
Predecesor Ramón Corral
Sucesor Vacante


Secretario de Educación y Bellas Artes
26 de febrero de 1912-19 de febrero de 1913
Presidente Francisco I. Madero
Predecesor Miguel Díaz Lombardo
Sucesor Jorge Vera Estañol


Gobernador de Yucatán
Provisional
6 de junio de 1911-8 de agosto de 1911
Predecesor Luis del Carmen Curiel
Sucesor Jesús L. González


Gobernador de Yucatán
8 de octubre de 1911-5 de noviembre de 1911
Predecesor Jesús L. González
Sucesor Nicolás Cámara Vales

Información personal
Nacimiento 8 de septiembre de 1869
Tenosique, Tabasco, México
Fallecimiento 22 de febrero de 1913 (43 años)
Ciudad de México, México
Causa de muerte Herida por arma de fuego
Nacionalidad Mexicana
Familia
Cónyuge María Casimira Cámara Vales
Información profesional
Ocupación Abogado, político, periodista, poeta
Partido político Partido Nacional Antirreeleccionista
Distinciones

Durante su trayectoria fue también secretario de justicia (1910-11) en el gabinete provisional de Francisco I. Madero, gobernador de Yucatán (1911), secretario de Educación y Bellas Artes (1912-1913) y presidente del Senado (1911-1912). Como periodista, fue fundador y director de El Peninsular, y como poeta, fue autor de varias obras que se publicaron tanto en México como en Europa.

En 1969, su viuda, María Cámara Vales, recibió la Medalla Belisario Domínguez del Senado de la República,[2] reconociendo el sacrificio que ambos habían hecho por la democracia y la libertad en el país. Es conocido como el "Caballero de la Lealtad".

Juventud y estudios

Fue hijo del comerciante José María Pino, natural de Mérida, Yucatán, y de Josefa Suárez. Sus abuelos paternos fueron José María Pino y Perfecta Salvatiel, mientras que sus abuelos maternos fueron José Eusebio Suárez y Baltasara Abreu. Su bisabuelo fue Pedro Sainz de Baranda y Borreiro. Poco después del nacimiento de José María murió su madre. Su padre, un ocupado hombre de negocios encargó su educación a un tutor privado. Al llegar Pino Suárez a la adolescencia, se decidió que realizara sus estudios en la ciudad de Mérida en Yucatán. Ahí ingresó al Colegio de San Ildefonso, un instituto de inspiración jesuita que llevaba un plan de estudios basado en el de los liceos en Francia.[3] Pino Suárez terminó sus cursos del Seminario de San Ildefonso hablando francés e inglés con fluidez para, un poco más adelante, en 1894, obtener el título de licenciado en jurisprudencia en el Instituto Literario de Yucatán.

Familia

José María Pino Suárez y María Cámara Vales el día de su matrimonio en septiembre de 1896

Pino Suárez provino de una familia connotada en la península de Yucatán. Su bisabuelo fue Pedro Sainz de Baranda y Borreiro (1787-1845),[3] un marino y político novohispano nacido en San Francisco de Campeche instruido en la Armada Española, que participó en la batalla de Trafalgar, sirviendo en el buque Santa Ana en el enfrentamiento contra el buque insignia británico del almirante Cuthbert Collingwood, el HMS Royal Sovereign. Sainz de Baranda jugó un papel importante en la creación de la marina mercante del México independiente por lo cual algunos lo consideran el padre de la Armada Mexicana.[4]

Hijos de Pedro Sainz de Baranda y por tanto tíos abuelos de José María Pino Suárez, fueron los campechanos, Joaquín Baranda y Pedro Baranda. El primero, abogado, político, escritor e historiador mexicano que sirvió como secretario de Justicia e Instrucción Pública (1882-1901) del presidente Porfirio Díaz. El general Pedro Baranda y Quijano, fue diputado constituyente en 1857, e impulsó la creación de los estados de Campeche y Morelos, siendo el primer gobernador de este último.[4]

También tío de Pino Suárez, fue Joaquín Casasús[5], abogado y economista que fue embajador de México en los Estados Unidos y logró obtener el fallo favorable a México en el juicio arbitral con los Estados Unidos en el Caso del Chamizal.[4]

En septiembre de 1896, Pino Suárez se casó con María Cámara Vales, hija de Carmen Vales Castillo y Raymundo Cámara Luján, acaudalado banquero, empresario, hacendado y jefe de la aristocrática Familia de la Cámara. Su tío político fue Agustín Vales Castillo, industrial y banquero que fue jefe político de Mérida en albores del siglo XX.[6]

Primeros años: abogado y empresario

En 1894, recién casado, se muda a la Ciudad de México, donde Pino ejerció la abogacía asociado con su pariente[5] Joaquín Casasús[7], un distinguido abogado que tenía amplias conexiones con los Científicos, aquel grupo de tecnócratas que asesoraban al presidente Díaz.[8]

Hacía 1899, regresó a Mérida donde Pino Suárez emprendió actividades comerciales en sociedad con su suegro, Raymundo Cámara Luján, quien estaba estrechamente relacionado con la oligarquía yucateca conocida como la casta divina.[9]

Después del pánico financiero de 1907, la casa Escalante, una de las principales casas exportadoras de henequén, se declaró en concurso mercantíl. Eusebio Escalante Bates había sido un estrecho socio comercial de Cámara Luján. La quiebra de los Escalante sorprendió a toda la sociedad de Mérida, así como a los círculos financieros de la Ciudad de México, Nueva York y París. Muchos empresarios y personas adineradas perdieron importantes sumas de capital, mientras que el grupo rival de empresarios, encabezado por Olegario Molina, se benefició: “Pocas veces en la historia un negocio se ha beneficiado tanto de la desgracia de otro. La caída de la Casa Escalante aseguró el dominio de Molina sobre los sectores clave de la economía regional.”[10] Ante esta situación, varios terratenientes de familias tradicionales, entre ellos la familia Cámara, se distanciaron de Molina y del gobierno federal que encabeza Porfirio Díaz. Esto sucesos segurmanete influenciarían al joven abogado.

En sus tiempo libre, Pino se dedicó a la poesía, habiendo publicado dos volúmenes de su obra: Melancolias (1896)[11] y Procelarias (1903)[12]. También escribió el prólogo de Memorias de un alférez, escrito por su amigo cercano, Eligio Ancona (1904).[13] Poco antes de morir, le escribió a su amigo, Serapio Rendón pidiéndole que rescatara un tercer volumen que estaba preparando que se titularía Constelaciones; lamentablemente, este último volumen de poemas jamás se lllegó a publicar:

Tengo en los cajones de mi mesa algunos manuscritos que en nada se relacionan con la política, pues son esbozos literarios escritos a vuela pluma. Procura conseguirlos del subsecretario, que conoce el número de la llave. Si los obtienes hazme el favor de entregárselos a mi esposa. No quiero que se hagan perdedizos o vayan a ser vistos por ojos profanos. El tomito llamado Constelaciones escrito en papel azul lo hallarás en el fondo del cajón de la derecha, bajo varias cartas de carácter privado.[14]

Fundador del diario El Peninsular

Para 1904, Pino Suárez había liquidado su sociedad con su suegro y había decidido reinvertir su capital en la fundación de El Peninsular, periódico desde el que criticaría el monopolio encabezado por Olegario Molina. El redactor-en-jefe del periódico fue Ignacio Ancona Horruytiner,[2] un amigo cercano de Pino Suárez. Bajo su liderazgo, Pino Suárez reunió a algunas de las mentes más brillantes de la intelectualidad yucateca, incluido a Serapio Rendón,[15] quien luego se desempeñaría como congresista maderista antes de ser brutalmente asesinado por el régimen de Huerta.[16] Otro futuro político que trabajó para el periódico fue Alberto Ancona Albertos, hijo de Eligio Ancona, quien luego sería diputado constituyente en 1917 antes de ser senador y gobernador de Yucatán en la década de 1920.[17] Otros distinguidos periodistas que trabajaron para el periódico incluyeron a Serapio Baqueiro Barrera y Ricardo Mimenza Castillo.[18]

Este diario vespertino se destacó –curiosamente– por su servicio de noticias nacionales e internacionales, como fue su reseña de la guerra ruso-japonesa. Durante su primer año de circulación el periódico ganó bastantes lectores y anunciantes importantes. Sin embargo, las denuncias del sistema de explotación de los peones en algunas haciendas henequeneras que aparecieron a partir de febrero de 1905 provocaron el enojo de los propietarios, quienes presionaron para quitarle anuncios y suscriptores hasta el punto de amenazar su estabilidad. En sus esfuerzos por mantener el diario y defender la libertad de expresión frente a dichas presiones, Pino Suárez participó en agosto de ese año en la fundación de la “Asociación de la Prensa Yucateca”, de la que fue vicepresidente. Parece haber sido entonces cuando, al calor de la defensa de su diario, creyó vislumbrar su vocación política. Al cabo, Pino Suárez tuvo que deshacerse de la empresa para evitar que quebrara, vendiéndola a su cuñado Alfredo Cámara Vales.[14]

Desde el diario, Pino Suárez “expresó su abierto y claro repudio al mal trato que recibían los trabajadores de las grandes plantaciones”,[19] principalmente los indígenas mayas y yaquis, así como los obreros asiáticos (principalmente inmigrantes chinos y coreanos)[20] obligados a trabajar como esclavos en las haciendas henequeneras. El profesor Timothy J. Henderson describe acertadamente las condiciones a las que se enfrentan estos trabajadores en el siguiente extracto:

"Para garantizar este último incentivo (mano de obra barata), el gobierno de Díaz prohibió los sindicatos y dio carta blanca a los empleados para que se comportaran tan cruelmente como quisieran. La represión de los trabajadores durante el Porfiriato […] fue notoria. Uno de los relatos más famosos, el acertadamente titulado México bárbaro del periodista John Kenneth Turner, contiene desgarradoras descripciones de indígenas mayas y yaquis obligados a trabajar como esclavos en plantaciones de cáñamo bajo el brutal sol de Yucatán, comenzando su jornada mucho antes del amanecer y terminando mucho después del atardecer. la única comida del día un par de tortillas, una taza de frijoles y un plato de caldo de pescado rancio […] Los capitalistas estadounidenses encontraban el atractivo de la mano de obra barata casi irresistible. El expresidente Ulysses S. Grant, hacia el final de su vida, se dedicó a predicar oportunidades ilimitadas para el capital estadounidense en México, principalmente porque, además de muchos recursos naturales valiosos, México podía proporcionar obreros que fueran "trabajadores, frugales y dispuestos a trabajar por una miseria, si se le brinda la oportunidad'.”[21]

Felipe Carrillo Puerto, el futuro gobernador de Yucatán, relataría más tarde que al oponerse a la esclavitud de los trabajadores de las plantaciones, Pino Suárez había "avivado la llama revolucionaria".[22] El diario también criticó el papel de Olegario Molina es sus dos facetas de gobernante y empresario. “Los funcionarios estatales desconfiaron tanto de las críticas de cualquier tipo que cerraron […] El Peninsular, en octubre, por tener la temeridad de argumentar que Molina no merecía un segundo mandato.”[23] Luego de este hecho, la familia Pino Cámara se retiró de la vida pública, yendóse a vivir por dos años a la Hacienda Polyuc, una remota hacienda azucarera al interior del Estado.

Trayectoria Política

Gobernador de Yucatán

Miembro del Partido Nacional Antirreeleccionista, se unió a Francisco I. Madero a su paso por Yucatán haciendo campaña política. Pino Suárez organizó grupos leales en Tabasco y Yucatán. Además, cuando Madero estuvo preso en San Luis Potosí, Pino Suárez le escribió regularmente informándole de los progresos revolucionarios en Yucatán y Tabasco.

Fue candidato al gobierno de Yucatán apoyado por el Partido Nacional Antirreeleccionista que representaba a la corriente maderista, contendiendo contra Delio Moreno Cantón y Enrique Muñoz Arístegui. Mediante un fraude electoral, el triunfo fue otorgado a Muñoz Aristegui, candidato oficial del Porfiriato, iniciándose casi de inmediato una persecución política artera en contra de los dos candidatos perdedores que los hace huir temporalmente del estado.[1]

Cuando Madero se liberó de la prisión y asumió la presidencia provisional conforme al Plan de San Luis, nombró a Pino Suárez gobernador de Yucatán, desempeñándose como tal del 5 de junio al 8 de agosto de 1911. Después al constituirse el gabinete en Ciudad Juárez, Madero nombró a Pino Suárez secretario de justicia, cargo que desempeñó de septiembre hasta el día 13 de noviembre de 1911.

En ese año se convocó a nuevas elecciones en Yucatán y en el mes septiembre volvieron a realizarse. Ya con Madero a punto de asumir la presidencia de México, decidieron presentarse nuevamente a la lisa electoral los candidatos perdedores de la contienda anterior: Delio Moreno y Pino Suárez. Todo parecía indicar que Delio Moreno sería el ganador por su abrumadora popularidad, el triunfo favoreció a José María Pino Suárez,[1][15][16] quien asumió la gubernatura Constitucional de Yucatán el 17 de octubre de 1911.

Poco tiempo después, el 15 de noviembre de 1911, Pino Suárez pidió licencia indefinida para asumir el cargo de vicepresidente para el que había sido elegido, acudiendo al llamado que meses más tarde le costaría la vida. A su cargo de vicepresidente se sumó después el de secretario de Educación Pública. En Yucatán, mientras tanto, el congreso estatal designó como gobernador a Nicolás Cámara Vales, cuñado de Pino Suárez, contra quien Delio Moreno se rebeló el mismo año de 1911, iniciando un movimiento infructuoso desde la población de Opichén.[1]

Elecciones Federales de 1911

El 9 de julio de 1911, Madero lanzó un manifiesto creando el Partido Constitucional Progresista (PCP) que reemplazó al Partido Nacional Antirreeleccionista (PNA) ya que, habiendo derrotado al presidente Díaz y modificado la Constitución para prohibir que los presidentes mexicanos se reeligieran, ya no tenía sentido luchar por la antirreelección. El 27 de agosto, los delegados del PCP se reunieron en el Teatro Hidalgo[24] para decidir quién ocuparía la candidatura a la presidencia, decidiendo por unanimidad a favor de Madero. Seguidamente, el 2 de septiembre se llevó a cabo la elección del candidato a la vicepresidencia de la República, compitiendo Pino contra Francisco Vázquez Gómez, Alfredo Robles Domínguez y Fernando Iglesias Calderón. Madero se había declarado públicamente a favor de la elección de Pino.[25]

Algunos objetos de la campaña oresidencial Madero-Pino Suárez.

La votación la ganó Pino con 876 votos frente a los 469 de Francisco Vázquez Gómez. Sin embargo, inmediatamente hubo desacuerdo por parte de “algunos de los elementos vazquistas…[in]conformes con el resultado de la votación…[se] propuso que se lanzara un nuevo candidato de transacción, que podría ser el licenciado Federico González Garza proposición que fue rechazada por la Asamblea.”[26]

Francisco Vázquez Gómez no aceptó la decisión del partido y decidió lanzar su propia candidatura independiente a la vicepresidencia. En tanto, el candidato del partido católico era Francisco León de la Barra, entonces presidente interino de la República. El 26 de septiembre, Madero y Pino llegaron a la Ciudad de México en plena campaña presidencial y “una multitud llenó los andenes de la estación de San Lázaro para recibirlos.”[26]

Las elecciones federales extraordinarias de 1911 han sido recordados cómo “pacíficas e incuestionablemente... entre las más limpias, entusiastas y democráticas de la historia de México; incluso la prensa de la oposición las calificó cómo 'libres y espontáneas.'”[27]

Las elecciones primarias se realizaron el 1 de octubre de 1911 y la elecciones secundarias del día 15. Madero "ganó con bastante margen la presidencia de la República. La verdadera lucha fue entre los candidatos a la vicepresidencia.”[26] Después de una reñida competencia, Pino triunfó con el 52,79% del voto popular. El 2 de noviembre de 1911, de conformidad con la Constitución de 1854, se reunió como colegio electoral el Congreso de la Unión para certificar las elecciones populares; se declaró el triunfo de Madero y Pino. Para la vicepresidencia de la República, Pino obtuvo 10.254 votos frente a los 5.564 obtenidos por León de la Barra y los 3.374 obtenidos por Vázquez Gómez. Tres días después se publicó la proclama que reconocía el triunfo electoral de Madero y Pino, quienes gobernarían por el quinquenio entre 1911 y 1916.[28]

Partido Candidato Votos Porcentaje
Partido Constitucional Progresista José María Pino Suárez Hecho 10,245
 52.79 %
Partido Católico Nacional Francisco León de la Barra 5,564
 28.67 %
Partido Popular Evolucionista Francisco Vázquez Gómez 3,373
 17.38 %
Partido Liberal Fernando Iglesias Calderón 173
 0.89 %
Otros 51
 0.12 %
Total 19,406
 100.00 %

Vicepresidente de México y secretario de Educación

El 18 de noviembre, Pino llegó a la Ciudad de México en tren. En la mañana del 23 de noviembre, en el pleno de la Cámara de Diputados y ante su presidente, Manuel Levy, prestó juramento de cargo. Los diarios de la época informaron que Pino “se emocionó a tal grado que cambió algunos de los términos de ella.”[29] Luego del acto, fue escoltado por dos regimientos de gendarmería montada hasta Palacio Nacional donde se encontraba el presidente Madero, quien, acompañado de su gabinete, recibió al vicepresidente a quien le dirigió las siguientes palabras:

Acabáis de protestar guardar y hacer guardar la Constitución y sé porque os conozco que vuestra protesta es sincera y cumpliereis con ella. El triunfo de vuestra candidatura es una garantía para el porvenir, porque demuestra la cordura, inteligencia y patriotismo del pueblo mexicano con la manifiesta intención de ayudarme en la ardua tarea que me impuso con el cargo más alto de la República. Poner a mi lado para que colabore conmigo y me substituya en caso de que llegue a faltar, un hombre de la energía de usted para defender los intereses del pueblo. En Ciudad Juárez, vos dijisteis en determinado momento: “¿Cómo es posible que a un hombre que ha prestado tan eminentes servicios a la República, lo abandonemos en este momento supremo? ¡Es posible que él se hunda y vaya a un abismo, pero es nuestro deber acompañarlo, porque tal determinación sólo la inspira el más puro amor a la patria! La suerte ha querido que en lugar de acompañarme al abismo me acompañéis al más alto puesto de la Nación.”[29]

A los pocos días de la toma de posesión de Pino, Emiliano Zapata publicó el Plan de Ayala, que pretendía derrocar al gobierno de Madero y lo acusaba de haber hecho "“sufragio efectivo una sangrienta burla al pueblo ya imponiendo contra la voluntad del mismo pueblo, en la Vicepresidencia de la República, al licenciado José María Pino Suárez.”[30] Originalmente, Madero se había pronunciado públicamente a favor de nombrar a Pino Suárez al mismo tiempo vicepresidente de la República y secretario de Gobernación.[31] Sin embargo, en el primer gobierno de Madero, Pino Suárez no ocupó ninguna cartera ministerial, lo que llevó al historiador José C. Valadés a concluír que en ese momento su influencia política era limitada.[32] El primer gabinete de Madero estuvo plagado de problemas:

“El gabinete se formó con una mayoría conservadora y una minoría revolucionaría. Esta situación generó serios problemas en la administración pues todos los intentos de reforma se vieron obstaculizados por los ministros conservadores apoyados por algunos miembros de la burguesía, como el propio padre de Madero, y por el sector reaccionario de la prensa cuyos ataques eran terriblemente virulentos"[33]

El 26 de febrero de 1912, el presidente Madero inauguró su segundo gobierno y, como resultado, la influencia política de Pino creció significativamente. Entre los cambios significativos al gabinete, Abraham González Casavantes renunció a la secretaría de Gobernación para asumir la gubernatura de Chihuahua, siendo reemplazado en el cargo por Jesús Flores Magón. Mientras tanto, Pino fue nombrado secretario de Educación, reemplazando a Miguel Díaz Lombardo, quien sería designado embajador de México en Francia. Para ocupar la subsecretaría, Pino nombró a Alberto J. Pani, a recomendación de José Vasconcelos.[34]

El nombramiento de Pino como secretario de Educación fue importante ya que la educación fue uno de los pilares clave de la revolución maderista; Madero deseaba eliminar los últimos vestigios de la ideología del antiguo régimen de la educación nacional. Madero "comenzó a mostrar sus simpatías por una educación popular y no sólo por la difusión de la cultura a los círculos de la élite intelectual como hasta entonces se hacía".[35]

El 9 de abril, Manuel Calero y Sierra renunció a la Cancillería para convertirse en embajador de México en Estados Unidos, siendo sustituido en el cargo por Pedro Lascuráin. La misión de Calero en Washington fue breve; en diciembre se vio obligado a renunciar debido a un bochornoso escándalo: el embajador estaba asesorando a empresas estadounidenses para evadir los nuevos impuestos que había establecido la administración Maderista. Luego de renunciar, acusó ante los díarios de la época que “la influencia del vicepresidente Pino Suárez se ha vuelto dominante en la administración.”[36]

El segundo gobierno de Madero pronto se enfrentó a varios levantamientos en el contexto de la revolución Mexicana: la rebelión de Bernardo Reyes, la revolución orozquista, el crecimiento del zapatismo en Morelos y finalmente el levantamiento de Félix Díaz en Veracruz. Todos estos levantamientos fueron exitosamente sofocados por el gobierno.

Pino Suárez en un banquete con diputados del bloque renovador. A su derecha se encuentra Gustavo A. Madero.

Dentro del gabinete, Pino Suárez encabezó el ala liberal del partido Maderista (conocido como el bloque renovador) que buscaba volver a los valores liberales y democráticos que había favorecido Madero antes de asumir el poder y para lo cual había sido necesario derrocar al dictador:

“Por el gabinete de Madero desfilaron personajes de todas las filiaciones, más o menos determinadas; y fue siempre nula, cuando no contraria la tarea que se les impuso de amalgamar a los hombres de la alta representación político, social y económica, en el país. El maderismo, independiente de Madero, y por lealtad a Madero, aunque en contra de Madero, rompía lanzas por el exclusivismo que el gobierno rechazaba y aceptaba: en unos departamentos administrativos conciliador; tesonero e intolerante en otros, y, en todos, con mayoría de subalternos “porfiristas”. Pino Súarez, encausaba la corriente “renovadora” y con un grupo de ministros defendía las tendencias de origen revolucionario que devolviesen al gobierno su índole y su base popular”.[37]

A partir de febrero de 1912, los maderistas, organizados como el bloque renovador, encabezados en la Cámara de Diputados por Gustavo Madero, obtuvieron una mayoría que consistía en casi 100 diputados en el Congreso de la Unión.[38] Entre estos se encontraban políticos de renombre como eran Luis Cabrera, Eduardo Hay, Juan Sánchez Azcona, Luis Manuel Rojas, Isidro Fabela, Pascual Ortiz Rubio, José Inés Novelo, Serapio Rendón, Antonio Ancona Albertos, Roque González Garza, Adrián Aguirre Benavides, Alfonso Cravioto y Félix F. Palavicini, entre otros.[39] Muchos de ellos serían apresados en octubre de 1913 por la dictadura militar de Huerta después de que éste disolviera el Congreso de la Unión.[40] Algunos otros legisladores maderistas, como fue el caso de Serapio Rendón o del senador Belisario Domínguez, serían asesinados por órdenes expresas de Huerta.[41] La mayoría legislativa del bloque renovador era reducida y la oposición estaba mejor organizada, “exageraba la mala situación en el país, entorpecía la acción del ejecutivo y lanzaba duros ataques contra el gobierno…con sus actividades fueron minando el prestigio de Madero a quien tildaban de inepto e ingenuo.”[42] La oposición incluía a importantes exporfiristas, entre ellos el famoso cuadrilátero: Nemesio García Naranjo, José María Lozano, Francisco de Olaguíbel y a quienes a veces se agregó Querido Moheno después de renunciar a pertenecer al grupo gobiernista. Sin embargo, lo ataques más virulentos siempre fueron reservados hacía la figura de Pino Suárez que era inmensamente impopular con la oposición:

Si violento el ataque a [Madero]…más violenta la oposición a Pino Suárez. Ponerlo a diario en solfa y atribuirle defectos que no tenía, constituyó la moda elegante de la época. Y como si el destino hiciese de la vicepresidencia en todas las formas de gobierno, blanco de iras insaciables, Pino Suárez empató sus dolores a los del ya difunto Corral. Entre Madero y el maderismo y los adversarios, de todos los bandos, que lo habrían de crucificar, apuraba su vaso de hiel aguardando a que las desazones y los golpes inclinasen de su lado y a su partido la política vacilante de [Madero]. Después de un delicioso banquete, obsequio de Madero al Cuerpo Diplomático, el proprio Pino Suárez, fumando un rico cigarro de Vuelta Abajo y con la copa de chartreusse entre los dedos, explicábame, en tono de intimidad, su criterio, y recuerdo, como si hubiera sido ahora, sus palabras llenas de fe. 'Nos hallamos – decía – en situación muy crítica; y solo un cambio de métodos podrá evitar la catástrofe; pero el cambio está planteado y el gobierno se apartará de precipicio. Una mano enérgica, una dirección política determinada, concreta, invariable, es cuanto requiere la salud alteradísima del país. Ir hacia los antiguos cómplices de don Porfirio es poner la garganta bajo el hacha del verdugo. Y bajo el hacha del verdugo estamos hoy. No que recomiende persecuciones, atropellos, ni maldades. Yo mantengo el programa de San Luis, que es un homenaje a las leyes y a la libertad y a la civilización. Pero la política de acercamiento al aristócrata, que nos odia y se aleja, nos lanza a los abismos. No somos ahora un gobierno precisamente científico, pero tampoco somos un gobierno popular. Y ésa, la causa de las revueltas y el origen de nuestro abatimiento. Porque administramos entre dos fuegos. No somos adversarios de nadie; pero todo el mundo es adversario nuestro. El presidente ve ya claro en este asunto del cual dependen la vida del gobierno y quizás nuestra propia vida. Tengamos Congreso y pueblo y no nos hacen falta los aristócratas.'”[43]

Al frente de la secretaría de Educación, Pino decidió que favorecería la “la educación elemental y popular por sobre la profesional”[44] y, de acuerdo con los deseos del presidente Madero, quiso eliminar los últimos vestigios del positivismo, ideología que había sido favorecida por los Científicos, un grupo de tecnócratas que había asesorado a Porfirio Díaz. En el contexto de la separación de Iglesia y Estado, los ex ministros de Díaz habían favorecido una educación laica de ideología positivista en contraposición al naturalismo, ideología que había sido favorecida por la Iglesia Católica, históricamente predominante en la educación del país. Los Científicos, sin embargo, “por el triunfo del movimiento revolucionario de 1910…había perdido casi todas sus posiciones políticas; la Escuela de Jurisprudencia era una de las pocas importantes – como fuente de aprovisionamiento de “cuadros” políticos – que conservaban y decidieron dar una frontal batalla antes de perderla.”[44]

Para acabar con el control que el régimen anterior tenía sobre la Escuela Nacional de Jurisprudencia, Pino nombró a Luis Cabrera como su director, nombramiento que fue recibido con desdén por los estudiantes de derecho. Las diferencias entre la secretaría y los estudiantes de derecho condujerón a la fundación de la Escuela Libre de Derecho como una universidad privada. Una vez derrocado el régimen maderista en 1913, varios profesores de esta nueva institución fueron nombrados a encabezar secretarías de estados en el gobierno de facto encabezado por el general Victoriano Huerta, y muchos de sus estudiantes celebraron el cambio de régimen.

Sólo unos meses antes del golpe de Estado, "los diputados renovadores optaron por hablar con el presidente para que tomara conciencia del peligro que se cernía sobre su gobierno y recomendarle que reestructurara su gabinete nombrando a revolucionarios de probada lealtad. Encabezados por José Novelo [secretario particular de Pino], los diputados se entrevistaron con el presidente el 25 de enero de 1913, pero Madero desestimó sus propuestas y terminó abruptamente con la reunión."[38]

Sepulcro de José María Pino Suárez en la Rotonda de las Personas Ilustres (México).

Asesinato

Leal a Madero, Pino Suárez murió junto a él y por la misma causa. Fue apresado en el Palacio Nacional por los generales Carlos García Hidalgo y Francisco Landeros, al mismo tiempo en que el presidente Madero era aprehendido por el general Aureliano Blanquet. El día 22 de febrero de 1913, ambos fueron asesinados cerca de la penitenciaría de la Ciudad de México. Los acontecimientos de la Decena Trágica fueron encabezados por Bernardo Reyes, Félix Díaz, Manuel Mondragón, Aureliano Blanquet y Victoriano Huerta. Cuando se conoció el asesinato del presidente Francisco I. Madero y del vicepresidente José María Pino Suárez, se originaron levantamientos armados.

Los restos mortales de Pino Suárez fueron trasladados a la Rotonda de las Personas Ilustres en noviembre de 1986.[17]

Obra poética

En el campo de las letras en el que también destacó, Pino Suárez fue autor de Melancolías 1896 y de Procelarias 1903. Escribió el prólogo de Memorias de un alférez, obra de Eligio Ancona, en 1904.

Reconocimientos

En 1915 por decreto del H. Congreso del Estado de Tabasco, Tenosique, la ciudad natal de José María Pino Suárez, fue elevada a la categoría de ciudad con el nombre de Tenosique de Pino Suárez en honor al gran político tabasqueño, y a la entrada de la ciudad, fue colocada una estatua en su memoria.

En la Capital del Estado de Tabasco, Villahermosa, hay una estatua de José María Pino Suárez, con la leyenda:"El Pueblo de Tabasco al Caballero de la Lealtad". Está situada en el anexo de la Plaza de Armas frente al malecón de la ciudad. Igualmente una de las principales avenidas del centro de la ciudad y de muchas ciudades tabasqueñas llevan su nombre, el cual también está escrito en letras de oro en el Salón de Sesiones del H. Congreso de Tabasco.

En la Ciudad de México una de las principales calles del centro de la ciudad, así como una de las más importantes estaciones del Sistema de Transporte Colectivo (METRO) llevan su nombre.

Galería de imágenes

Véase también

Referencias

  1. Casares G. Cantón, Raúl; Duch Colell, Juan; Antochiw Kolpa, Michel; Zavala Vallado, Silvio et ál (1998). Yucatán en el tiempo. Mérida, Yucatán. ISBN 970 9071 04 1.
  2. Medalla Belisario Domínguez otorgada por el Senado de la República
  3. Martha Poblett Miranda, José María Pino Suárez, Semblanza, Instituto Nacional de Estudios de la Revolución Mexicana, Ciudad de México, México, 1986, ISBN 9688053589
  4. Diccionario Porrúa de Historia, Biografía y Geografía de México. Ed. Porrúa 1995 (6.ª. Ed)
  5. Rivas, Heriberto García (1964). Breve historia de la Revolución Mexicana: contiene la relación cronológica de los hechos, las biografías de los gobernantes y principales revolucionarios, los documentos más importantes de la Revolución, un índice general de capítulos y secciones, y otro alfabético de las biografías contenidas. Editorial Diana. Consultado el 5 de junio de 2022.
  6. María Cámara Vales viuda de José María Pino Suárez
  7. Villarreal, Consuelo Peña de (1968). La Revolución en el Norte. Editorial Periodística e Impresora de Puebla. Consultado el 5 de junio de 2022.
  8. Zermeño, Héctor Díaz (2005). Mexico Del Triunfo de la Republica Al Porfiriato. UNAM. ISBN 978-970-32-2218-6. Consultado el 5 de junio de 2022.
  9. Sergio, Quezada (2 de agosto de 2016). Yucatán. Historia breve. Fondo de Cultura Economica. ISBN 978-607-16-4065-9. Consultado el 5 de junio de 2022.
  10. Joseph, Gilbert M.; Wells, Allen (1986). «Summer of Discontent: Economic Rivalry among Elite Factions during the Late Porfiriato in Yucatan». Journal of Latin American Studies 18 (2): 255-282. ISSN 0022-216X. Consultado el 5 de junio de 2022.
  11. Suárez, José María Pino (1905). Melancolías. Tip. de "El peninsular". Consultado el 5 de junio de 2022.
  12. Suárez, José María Pino (1908). Procelarias: Por la patria, por la humanidad y por el arte. Imp. de "La revista de Mérida, S.A.". Consultado el 5 de junio de 2022.
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Bibliografía

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