Civitio
El civitio es el sentimiento de pertenencia a una comunidad, el vínculo que une a los miembros que la forman compartiendo una misma identidad.[1] Mediante el civitio, el ser humano convive en comunidades heterogéneas de individuos dispares unidos por unos mismos valores, afectos y cultura propia.[2] El civitio forma parte de la conciencia de pertenecer a una colectividad y de las diferencias específicas.[3] No se debe confundir con el concepto de topofilia que es el sentimiento de pertenencia al lugar donde se habita, a diferencia del civitio que es el lazo que integra a la persona con la comunidad. Ambas nociones afectivas suelen presentarse tan unidas que pueden llegar a confundirse, pero una es geográfica y la otra social.[4]
Origen
Etimológicamente, civitio proviene de la raíz latina cīvis ("ciudadano") que da lugar a cīvitās ("comunidad de ciudadanos") y del sufijo -iō ("característico de"). Define el nexo afectivo de los grupos de personas con intereses comunes que vivían en comunidades con derechos romanos, o en mūnicipia (comunidades autónomas) que gobernaban sus propios asuntos locales en un área particular dentro de una sociedad más grande.[5]
Ya en la la Grecia clásica algunos filósofos estudiaron la naturaleza y virtudes del κοινοτική αγάπη ("amor a la comunidad") como fuerza que une a los vecinos de un lugar. Sus observaciones partían de la importancia familiar frente a otros vínculos sociales. El parentesco de sangre enlaza a los miembros de la familia, pero el civitio que vincula con firmeza a los integrantes de una comunidad es la identidad grupal con el paisaje, su historia y sus rituales propios .[6]
Empédocles destacó una visión particular a través de su postulación de las fuerzas espirituales Amor y Discordia (Eros y Eris), vinculando el civitio o sentir de pertenencia con el afecto que reconforta al guerrero cuando está lejos del hogar.[7]
En el pensamiento de Aristóteles aparece como un peligro la desaparición del civitio en las ciudades a medida que van creciendo en población.[8] Para este filósofo, la convivencia con extraños supone una pérdida de los vínculos civíticos que acaban diluidos en el anonimato irreconocible. Por ello, concluye que para que el amor a los vecinos se mantenga vivo y pueda legarse a las futuras generaciones, es preciso que los miembros de una comunidad sientan la concomitancia que los protege del desarraigo, destacando que cada ciudadano debe participar en la tareas comunitarias, e insiste en la importancia de la educación para mantener y mejorar una vida digna y libre.[9]
Aspectos sociales y culturales
En las construcciones conceptuales del pensamiento del siglo XIX aparece el término civitio alrededor de dos polos semánticos, según procedan de una aproximación culturalista o histórica. En el primer caso, son los aspectos psicosociológicos los que destacan, mientras que en el segundo su centro es la dimensión antropológica. Una discusión clásica versa sobre el origen de las comunidades, concebidas como agrupamientos naturales o como el producto de procesos históricos.[10]
Los movimientos migratorios internacionales adquieren nuevas relaciones civíticas que tienen que ver con el proceso de globalización marcando la vida de las personas en su cotidianeidad. Así, las identidades, sentidos de pertenencia y comunidades se construyen en base a parámetros locales, nacionales pero también transnacionales. Aun cuando la mayoría de los procesos y las entidades que se encuentran en el interior de lo nacional son nacionales, cada vez existen más casos de localización de lo global.[11]
La cultura de las comunidades locales, enriquecida con la diversidad etnográfica, genera nuevos civitios que influyen en el modelado del paisaje humano, la organización del espacio y el cambio ambiental. Los problemas para la existencia de la movilidad de la población y para la coexistencia de grupos sociales de procedencia diversa no son económicos ni políticos, ya que frecuentemente los inmigrantes son una fuerza laboral que se necesita y los países tienen mecanismos para incorporarlos. Los problemas están a veces relacionados con el racismo y la xenofobia, pero son, sobre todo, problemas de identidad, es decir, de carácter cultural.[12]
La globalización tecnológica, con las grandes redes sociales uniformadoras del pensamiento, puede suponer un peligro para la supervivencia del afecto civítico en pequeñas comunidades. Su impacto en las relaciones personales amenaza con estimular la pérdida de la identidad local. Solo la incipiente aparición de comunidades digitales de funcionamiento democrático, independiente y autónomo puede mantener el civitio como nexo del vecindario en pequeñas poblaciones rurales.[13]
En ocasiones, la identidad y sentimientos de pertenencia exponen una ligazón con el lugar donde se vive manifestando el civitio del entorno. Es donde se establecen las interrelaciones culturales y se tienen las experiencias más significativas. Estos sitios vividos, con sus características, configuran la identidad de las personas que le acaban otorgando valores de arraigo positivos (topofílicos) o negativos y de rechazo (topofóbicos). [14]
Todo grupo social tiende a desarrollar una fuerza de conservación, una consistencia, independiente de los motivos aglutinantes que actuaron en su origen. Sin el civitio que poseen una vez constituidas, las comunidades verían peligrar su permanencia de manera imprevisible. La conservación de la unidad se verifica mediante diversos factores positivos y negativos. Las estructuras sociales y culturales pueden llegar a tener una vida propia mediante la conciencia colectiva cuya capacidad creativa trasciende el pensamiento individual en solitario.[15]
Referencias
- David L. Sills, Vicente Cervera Tomás, ed. (1974). Enciclopedia internacional de las ciencias sociales. Madrid: Aguilar. ISBN 8403189966.
- Ritzer, George (1993). Teoría sociológica contemporánea (María Teresa Casado, trad.). Madrid: McGraw-Hill / Interamericana de España. ISBN 9788448101794.
- Campo A., Lorena (2008). Diccionario básico de Antropología. Quito - Ecuador: Abya-Yala. ISBN 978-9978-22-760-2.
- Tuan, Yi-Fu (2007). Topofilia. Un estudio de las percepciones, actitudes y valores sobre el entorno (Flor Durán de Zapata, trad.). Barcelona: Melusina. ISBN 9788496614178.
- Encyclopædia Britannica: Civitia.
- García Gual, Carlos (2004). Historia De La Filosofía Antigua: Vol. 14 (Enciclopedia Iberoamericana de Filosofía). Madrid: Trotta. ISBN 9788481641547.
- Eggers Lan, Conrado; E. Juliá, Victoria. Los filósofos presocráticos. Madrid: Gredos. ISBN 84-249-3511-X.
- Ponsatí-Murlà, Oriol (2022). Introducción a Aristóteles. Madrid: Gredos. ISBN 9788424940133.
- Aristóteles (2011). Política (Patricio de Azcárate Corral, trad.). Espasa. ISBN 9788467036640.
- Bonte, Pierre; Izard, Michael (1997). Diccionario Akal de Etnología y Antropología (María del Mar Llinares García, trad.). Madrid: Ediciones Akal. ISBN 978-84-460-0451-6.
- Sassen, Saskia (2007). Una sociología de la globalización. Katz. ISBN 9788493543266.
- Capel Sáez, Horacio (2003). La cosmópolis y la ciudad. Ediciones del Serbal. ISBN 9788476284230.
- Greenwood, Margaret; Mead-Galinier, Edith; Lewin, Gilbert (1996). El civitio, la identidad que nos une a nuestra aldea. Salamanca: San Esteban. ISBN 9798837116520.
- Palos Rodríguez, José. Dinámica de las periferias urbanas y su percepción. Universitat de Barcelona. ISBN 9788447501267.
- Simmel, Georg (2020). La autoconservación de los grupos sociales. Sequitur. ISBN 9788415707707.
Véase también
Enlaces externos
Wikcionario tiene definiciones y otra información sobre civitio.