Triteísmo
Triteísmo es un concepto propagado por la secta unicitaria contraria al cristianismo histórico denominacional, cuyos maestros enseñan que la Trinidad no es un Dios sino tres dioses, con lo cual enseñan politeísmo. Así, los unicitarios alegan que en Dios no solamente hay tres personas, sino tres esencias, tres sustancias divinas y por consiguiente tres dioses. Cuando algunos disputadores han querido explicar la verdad bíblica de la Trinidad de Dios Santísima Trinidad en el catolicismo romano sin consultar con las Escrituras, sino con la tradición denominacional y dogmas doctrinales de iglesias que se manejan por supuestas "revelaciones" han caído en el extremo. Las sectas unicitarias modernas con apenas cien años de existencia han resucitado al sabelianismo y han defendido que en Dios no hay más que una única persona, el Padre, a manera de individuo y que las otras dos no son más que "manifestaciones" o dos aspectos diferentes de la divinidad. En cambio, la Trinidad sostiene que solo hay un Dios el cual se ha revelado en tres personas, es decir que tres conciencias autónomas existen en Dios interactuando en igualdad de su propia naturaleza.
Lo singular es que la herejía unicitaria tuvo su origen entre los eutiquianos o monofisitas, que no admitían más que una sola naturaleza en Jesucristo. Se supone que su primer autor fue Juan Acusnage, filósofo sirio; y tuvo por principales sectarios a Conon, obispo de Tarso y Juan Filopono, gramático de Alejandría. Como estos dos últimos se dividieron tocante a otros puntos de doctrina, se distinguieron loscononitas de los filoponitas. Por otra parte Damian, obispo de Alejandría, distinguió la esencia divina de las tres personas y negó que cada una de ellas considerada en particular y con abstracción de las otras dos fuese Dios. No obstante, confesaba que había entre ellas una naturaleza divina y una divinidad común, por cuya participación cada persona era Dios. Según su punto de vista, Damian concebía a la divinidad como un todo, del cual cada persona no era más que una parte. A pesar de eso tuvo secuaces que se llamaron damianistas.
Los arrianos que negaban la divinidad del Verbo y los macedonianos que no reconocían la del Espíritu Santo, no dejaron de acusara los cristianos y a los católicos que defendían la una y la otra.