Luis María Mora
Luis María Mora Laverde y Luque, conocido también como Moratín, (Bogotá, 1867 - Fontibón 1936) fue un escritor, humanista y poeta colombiano miembro de la tertulia literaria y política conocida como la Gruta Simbólica.[1][2] Se doctoró en Filosofía y Letras en el Colegio Mayor del Rosario, y fue también el compositor del himno de la hoy Universidad del Rosario o Colegio Mayor. Académico de la lengua, defendió la tradición romántica en las letras castellanas y el por qué del seguimiento de la tradición greco-romana en su escritura. Fue fundador de la Revista Colombiana.
Luis María Mora | ||
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Información personal | ||
Nacimiento |
1869 Bogotá (Colombia) | |
Fallecimiento |
1936 Fontibón (Colombia) | |
Sepultura | Cementerio Central de Bogotá | |
Nacionalidad | Colombiana | |
Educación | ||
Educado en | ||
Información profesional | ||
Ocupación | Escritor | |
Biografía
Nació en el antiguo barrio de Santa Bárbara, hoy desaparecido, en pleno centro de Bogotá. Descendía de una rica familia de hacendados y comerciantes, con veta poética, por el lado materno[3] y de militares -también médicos y abogados- poco adinerados por línea paterna. Su padre fue Aurelio Mora, coronel del ejército, quien "tenía en sus venas sangre de héroes de la independencia"[4]y era un liberal radical que se casó con Betsabé Laverde[5] una dama de la sociedad conservadora de inclinaciones religiosas, enérgicas y austeras.[6]
Su madre lo influenció políticamente y Luis María desde entonces siempre abrazaría la causa conservadora en casi todas las guerras civiles (la de 1895 y de 1899) que se sucedieron.
Los primeros años de su vida fueron de limitaciones económicas, a pesar de venir por parte de madre de una familia de abolengo y tradición,[7] y se vio obligado a trabajar como "chino" o muchacho de mandados y posteriormente como cajista en la imprenta de vapor de Ángel María y Enrique Zalamea.
Al finalizar la guerra después de retornar del campo de batalla de Peralonso y luego de Palonegro, sin dejar su labor de armador de galeras, se doctoró en la Facultad de Filosofía y Letras en el Colegio Mayor del Rosario.
Como escritor fue un clásico humanista y poeta, quizás por ello no fue tan reconocido como un Julio Flórez y otros que habían adoptado los cambios literarios de la época. Fue un políglota que sabía varias lenguas clásicas y modernas. Trabajó como profesor en las cátedras de latín y griego en el Colegio del Rosario.
Para 1921 Luis María es electo en la Academia Colombiana de la Lengua y se recibe como miembro de número para el año de 1924, por moción de don José Joaquín Casas;[8] su lugar será desde ese momento la Silla "L" hasta su fallecimiento que luego ocupará Eduardo Santos futuro presidente de Colombia.
También trabajó como catalogador de incunables en la Biblioteca Nacional de Colombia en Bogotá, dirigida entonces por Daniel Samper Ortega, así como en la Escuela Normal de Cundinamarca y en la Dirección de Estadística. En 1927 fue nombrado cónsul en Los Ángeles por el gobierno de Miguel Abadía Méndez. Allí se doctoró en literatura (filosofía y letras) en la Universidad de California del Sur en 1930.
Murió de una afección al esófago en Fontibón en 1936. Sus restos reposan en el Cementerio Central de la capital colombiana.
Obra
Como autor y prosista, escribió obras críticas, didácticas y de temas históricos y literarios, como por ejemplo: Notas historiales sobre Facatativá (1909), Monumento a Núñez (1914), Cuestiones actuales de instrucción pública (1914), "Gramática castellana, según el espíritu de don Andrés Bello", "Croniquillas de mi ciudad" este último uno de sus libros más conocidos. Fundó la revista Colombiana con la colaboración de una cantidad importante de intelectuales de su generación.
Fue un gran conocedor de los modelos griegos y sus Apuntes sobre Balmes (Bogotá, 1897) fueron elogiados por Joan Maragall en sus Opúsculos, y también de otras eminentes personalidades de Europa y América recibió su autor honrosos conceptos por la severa erudición y gran acopio de doctrina de esta su laureada tesis de grado.
Asimismo, Ramón Zapata, alumno de Moratín, nos cuenta de la amistad y admiración que le profesaba, Luis María, al rector del Colegio Mayor del Rosario el sacerdote Carrasquilla escribiendo el Esbozo biográfico del doctor Rafael María Carrasquilla: "En 1915 con ocasión de las Bodas de Plata del Rector del Colegio, publicó un interesante boceto biográfico de Monseñor Rafael María Carrasquilla, en el cual analiza no sólo la obra de este insigne educador y orador sagrado, sino, igualmente, el Claustro fundado por Fray Cristóbal de Torres en 1653."[9]
Su única obra poética fue Arpa de cinco cuerdas, publicada en Roma en 1929, con su destacado poema "A un ánfora antigua",[10] en donde se presenta su colección de poesías de estilo clásico romántico.
Sus otras obras en prosa y ensayos fueron: El Alma Nacional (1922), "Probidad literaria; de la decadencia y el simbolismo y los gramáticos y la gramática", El Alma Latina, Himnos Antiguos, Los Contertulios de la Gruta Simbólica (1936), Los Maestros de Principios de Siglo (1938).
Apuntes sobre Moratín
El poeta antioqueño Rogelio Echavarría en su libro "Quién es quién en la poesía colombiana"[11] dice lo siguiente de Moratín o de "José del Río", otro de los seudónimos que utilizó el escritor santafereño: Era un verdadero cachaco bogotano, que pasaba de la Biblioteca Nacional o de una estirada reunión social a jugar en un campo de tejo, con gentileza y desparpajo. "Era un humanista amigo de humanizarse en alegres francachelas. Por trastiendas y cafetines se daba a la bohemia bien rociada de licores nacionales". No de otra manera - agrega Fabio Peñarete - se podía ser íntimo amigo y compañero de parrandas y cuchufletas de Clímaco Soto Borda y Julio Flórez. Mora fue el verdadero memorialista historiador de La Gruta Simbólica, sobre cuyos contertulios escribió el quinto libro de sus "Croniquillas de mi ciudad".
Fabio Peñarate narra la siguiente anécdota: "Moratín fue un as en nuestro autóctono juego del tejo ... varios amigos marchan a uno de sus numerosos piqueteaderos favoritos, tal vez a "La Gata Golosa" ... Se acuerda una partida de tejo. Le toca la "mano" o salida a Moratín, que cogiendo el tejo y apuntando con el ojo medio cerrado, da los tres pasos y lanza el artefacto que, preciso y retumbante, pum! hace "moñona". Y ante el suspenso que suscita la descomunal jugada, pleno de alegre y maliciosa altanería, el deportista se vuelve a los espectadores y a sus amigos y contrincantes, y alzando los hombros les dice: - Y también sé griego!"[12]o "- Pues han de saber ustedes que además de esto yo sé griego! -"[13]
Retrato moral y físico de Luis de Moratín
Con insuperable maestría el doctor José Joaquín Casas nos legó la etopeya o retrato moral del doctor Mora, con estas palabras pronunciadas en la Academia de la Lengua:[14]
"Dotado de agudísimo ingenio, bogotano de pura cepa, de profundo talento, de imaginación risueña y variada como una huerta sabanera, formado en la recta disciplina y taller de fortaleza de la filosofía escolástica, en el trato directo y familiar de los maestros griegos y latinos, nutrido con la lectura diurna y nocturna de nuestros clásicos, erudito conocedor de varias lenguas modernas y de sus respectivas literaturas, profesor de didáctica y de filología, estilista de acerada pluma que ha hecho del bien hablar segunda naturaleza, y en quien van iguales la corrección y la soltura, polemista de mucho nervio y muy fogueado en las lides del periodismo, el señor Mora es, además de otras cosas fundamentales, un filósofo y un literato de verdad, todo un humanista, digno de ser vuestro colega.
Su personalidad política y literaria no ha resultado como formación allegadiza de circunstancias y oportunidades, sino que es obra suya, muy deliberada y consciente, ejecutada, eso sí, dentro de atmósfera muy propicia y bajo muy favorables influjos: Fortes creantur fórtibus.
La escuela filosófica a que pertenece, a la que tanto se calumnia de estrecha, formulista y autoritaria, lejos de encadenar ha estimulado el libre vuelo de su espíritu.
(...) Publicista de conciencia y artista delicado, estima el oficio de la pluma no como pasatiempo baladí o medio de especulación lucrativa, sino como grave ministerio, lleno de responsabilidades, que se ha de ejercer sólo en servicio de Dios y de la patria, y en forma propia de tales asuntos..."[15]
También Daniel Samper Ortega con motivo del fallecimiento del ilustre académico -Luis María Mora o Luis de Moratín- nos dejó esta descripción física y moral del autor de Croniquillas de Mi Ciudad: "En la Biblioteca Nacional... podrán faltar en lo sucesivo la nívea cabeza del doctor Mora, sus vivaces ojillos claros, su curiosa figura de alquimista medioeval: pero él sigue habitando allí; sólo que ha cambiado de empleo... Hasta hace pocos meses, todavía el doctor Mora ponía a disposición de todos sus vastos conocimientos por medio de la palabra, que se le atropellaba en los labios cuando, a influjos de la vehemencia, se expresaba agitando su rubicunda faz y el ya blanco bigote... él es quien informa a los curiosos respecto del valor e historia de los incunables; él quien suministra datos sobre los poetas de la "Gruta Simbólica"; él quien resuelve muchas veces alguna duda gramatical..."[16]
Referencias
- «Gruta simbólica». Banco de la República Actividad Cultural. Consultado el 3 de septiembre de 2016.
- «La Gruta Simbólica. Una anécdota en sí misma por Juana Salamanca Uribe.». Consultado el 2016.
- "Mi padre jamás intentó hacer un verso; pero una tía materna, Custodia Laverde, vieja monja exclaustrada, escribió muy fáciles estrofas, y otro, mi tío abuelo, de Subachoque o Tenjo, Bartolomé Laverde, era un acaudalado campesino de pura cepa española, a quien nadie ganaba en el arte de improvisar redondillas de lo cual se hablaba siempre en mi familia y se citaban de él muy oportunas agudezas". Tomado de "Croniquillas de mi ciudad" de Luis Maria Mora, volumen 37, Biblioteca Banco Popular, Bogotá - 1972.
- Tomado de "Croniquillas de mi ciudad" Libro 1 /Bajo el Alero Familiar/ de Luis María Mora. Biblioteca Banco Popular vol. 37 Bogotá - 1972
- "... Bethsabé Laverde y Luque ... perteneciente por ambos lados a viejas estirpes cuya virtud y hombría de bien han sido como cosa esencial; y ahí están los vástagos de ellas, Laverdes y Luques, que son ornamento de la sociedad." Tomado de "Croniquillas de mi ciudad" de Luis María Mora. Biblioteca Banco Popular vol. 37 Bogotá - 1972
- "Croniquillas de mi ciudad" de Luis María Mora Libro 1 Bajo El Alero Familiar. Biblioteca Banco Popular vol. 37. Bogotá - 1972
- Arango, Biblioteca Luis Ángel. «LUIS MARIA MORA, MORATIN | banrepcultural.org». www.banrepcultural.org. Consultado el 13 de diciembre de 2016.
- Ver la "Respuesta de Don José Joaquín Casas al discurso de Don Luis María Mora". Academia Colombiana de la Lengua, Anuario, julio 6 de 1924.
- Doctor Luis María Mora por Ramón Zapata. Revista del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario vol. LXXI mayo-junio-julio No. 488 Bogotá 1970
- «a un ánfora antigua». Consultado el 2016.
- Rogelio Echavarría Múnera, "Quién es quién en la poesía colombiana" Ministerio de Cultura/Áncora Editores, 1995 - Colombia
- Peñarate Fabio "Asi fue la Gruta Simbólica" Tipografía Hispana, 1972.
- Otra versión de lo que dijo Moratín por José Joaquín Casas en "Respuesta de Don José Joaquín Casas al discurso de Don Luis María Mora". Academia Colombiana de la Lengua, Anuario, julio 6 de 1924.
- Estudio biográfico publicado en el boletín de la Academia Colombiana, tomo XIX, 1969, No. 77.
- Discurso o "Respuesta de Don José Joaquín Casas al discurso de Don Luis María Mora". Academia Colombiana de la Lengua Anuario julio 6 de 1924.
- Pequeña semblanza a la memoria de Moratín por Daniel Samper Ortega que tituló: "El doctor don Luis María Mora" publicada en "El boletín de la Academia colombiana (Bogotá) vol. 1 No. 5 octubre 1936 p. 284, 287 No. top. 619 "Luis María Mora".