Leyenda negra de la Inquisición

La leyenda negra de la Inquisición es un término utilizado por aquellos autores que creen en la existencia de una imagen fantaseada o exagerada de la Inquisición o Santo Oficio como una organización basada en el terror y la barbarie humana. Como tal, forma parte de la Leyenda negra de la Iglesia Católica y es una de sus fracciones más recurrentes.

Típica imagen de la Inquisición, según la Europa del siglo XVIII.

Edward Peters[1] la define como "un cuerpo de leyendas y mitos que, entre los siglos XVI y XX, establece el carácter percibido de los tribunales inquisitoriales y que han influido sobre todo intento posterior de recuperar la realidad histórica".

Contexto general

En 1223 la Iglesia católica creó por primera vez en Sicilia un tribunal para juzgar delitos contra las creencias católicas, o delitos de herejía. Con el tiempo esos tribunales se generalizaron, fundamentalmente en España y sus provincias americanas, Portugal e Italia.

Los tribunales de la Inquisición se caracterizaron por perseguir a los disidentes religiosos (cátaros, luteranos, calvinistas, protestantes), quienes expresaban opiniones no aceptadas por la Iglesia, quienes tenían creencias religiosas no cristianas (judíos, musulmanes), mujeres consideradas brujas, etcétera. Famosos han sido los juicios seguidos contra Galileo Galilei, Giordano Bruno y Juana de Arco así como el sacerdote inquisidor Savonarola.

La Inquisición tenía la facultad de torturar a los acusados y de hecho lo hacía al menos en un 30% de los casos, así como de condenar a muerte a los encontrados culpables. La pena máxima extraordinaría (o sea fuera de lo ordinario) era la hoguera, aunque comúnmente se piensa que era la más común o la única. La Inquisición también tenía el poder de prohibir y quemar libros considerados contrarios a la religión católica.

Ya desde el siglo XVI algunos pensadores católicos y protestantes habían comenzado a discutir sobre la libertad de conciencia, pero el movimiento fue marginal hasta principios del siglo XVII. Se afirmaba que los Estados que realizaban persecuciones religiosas no sólo eran poco cristianos,[2] sino que además eran ilógicos,[3] puesto que actuaban sobre la base de una conjetura y no a una certeza. Estos pensadores atacaban a cualquier tipo de persecución religiosa, pero la Inquisición se les ofrecía como un blanco perfecto de sus críticas. Tales puntos de vista serán defendidos sobre todo por pensadores de corrientes religiosas minoritarias, disidentes, como remonstrantes, anabaptistas, cuáqueros, unitarios, menonitas, etc. Así, por ejemplo, Philipp van Limborch, el primer gran historiador de la Inquisición era remonstrante y Gilbert Brunet, historiador inglés de la Reforma, latitudinario. Hacia finales del siglo XVI, las guerras de religión habían dejado claro que los intentos de conseguir Estados religiosamente uniformes estaban abocados al fracaso. Uno de los críticos más importantes de las persecuciones religiosas y de la Inquisición fue Pierre Bayle (1647-1706).

Con el tiempo la Inquisición, y fundamentalmente el uso que hacía de la tortura y la quema de brujas y herejes, fueron considerados como un caso extremo de abuso del poder y de intolerancia.

Galileo Galilei

La leyenda negra que gira en torno a Galileo Galilei, es que por no aceptar que la tierra era el centro del universo, fue encerrado en una mazmorra, torturado y excomulgado. Incluso hay quienes creen que hasta fue quemado en la hoguera. Lo cierto es que Galileo era miembro destacado de la Academia Nacional de los Linces (creada por el príncipe Federico Cesi y patrocinada por el Papa Clemente VIII).[4] La jerarquía le autorizó enseñar el sistema heliocéntrico copernicano, pero solamente como una simple hipótesis y no como una verdad física. Pero al publicar Diálogos sobre los dos máximos sistemas del mundo, fue llamado a declarar ante el Santo Oficio y se le exigió probar su teoría, de la cual no pudo dar pruebas consideradas fehacientes. Así, fue sentenciado a retractarse, a guardar silencio, y a una especie de arresto domiciliario de por vida. Galileo murió por causas naturales en 1642.[5] [6]


Argumentos que sostienen la existencia de la leyenda negra

La teoría de una leyenda negra de la Inquisición comenzó a ser desarrollada a partir de la teoría de la leyenda negra española formulada inicialmente por el español Julián Juderías y ampliada a América por el argentino Rómulo D. Carbia. Con posterioridad los historiadores E. Peters: 1988[1] y Henry Kamen: 1997[2], sostuvieron que los datos históricos sobre la Inquisición estaban distorsionados, por obra de los protestantes con el objetivo de desacreditar a la Iglesia católica.

Ambos historiadores han dicho que se ha exagerado la violencia utilizada por los tribunales inquisitoriales, así como la cantidad de muertos y el uso de la tortura, que, no habría superado el 30% de los casos. También han argumentado que se han sacado los hechos de contexto histórico, cuando la persecución de los herejes era un delito aceptado de manera generalizada en la mayoría de los sociedades.

Uno de los argumentos utilizados por los sostenedores de la existencia de una leyenda negra está referido a la caza de brujas. Se sostiene que se asocia la Inquisición con la caza de brujas cuando su participación en la misma fue menor. En este sentido el Simposio Internacional sobre la Inquisición, realizado en el Vaticano en octubre de 1998, aportó los siguientes datos sobre personas quemadas en la hoguera acusadas de brujería:

Los datos anteriores son utilizados para mostrar que la caza de brujas fue mucho más importante y menos tolerante entre los protestantes que entre los católicos. Debido a ello estos estudiosos han creado la noción de Inquisición protestante para dar cuenta de esos procesos históricos.[7] Sin embargo, el argumento de una presunta "mayor brutalidad protestante" es insostenible: Polonia, Francia, Lituania y Suiza fueron (y siguen siendo) Estados de mayoría católica; y Alemania, que no estuvo unificada hasta bien entrado el siglo XIX y con la Inquisición abolida, contaba con grandes Estados católicos como Baviera.

Los instrumentos de tortura

Instrumentos de tortura, a la derecha está la llamada Doncella de hierro.

A diferencia de la creencia popular, cuando la Inquisición interrogaba a los presuntos acusados, solo en casos excepcionales se utilizaron instrumentos de tortura. También en varios casos, dichos instrumentos solo fueron usados para simple intimidación del acusado.

Otros presuntos instrumentos simplemente no existieron, o no hay pruebas de su existencia. Es el caso de la llamada Doncella de hierro, (también conocida como la Dama de hierro), especie de un macabro sarcófago que por fuera mostraba la figura y rostro de una doncella (según la versión, hasta era de la virgen María) y que en su interior tenía largas y afiladas púas de metal.

Se pueden enumerar los instrumentos que nunca uso la Inquisición, pero que salen registrados erróneamente en varios los museos de la inquisición:[8]

La flauta del alborotador. Creada en el siglo XVII. Su primera mención viene de los años 1680-90 de la República de Venecia usada contra los desertores de la guerra entre el imperio otomano y la República de Venecia.

El aplasta cabeza. Creada en el siglo XIV. Su primera mención viene de 1340 en Alemania. No fue usada por la Inquisición sino por los tribunales germánicos contra los enemigos de algunos príncipes electores.

La cuna de Judas. Creada en el siglo XV. Su primera mención viene de 1450-80 en Francia. Usada por el Parlamento Francés y no por la Inquisición, esta fue abolida en 1430.

La Sierra. Creada en el siglo XV. Su primera mención viene de 1450-70. Usada por el tribunal húngaro contra los musulmanes en el marco de la guerra entre el imperio otomano, el imperio bizantino y el reino de Hungría.

La Pera. Creada en el siglo XV. Su primera mención viene de 1450. Usada por el parlamento francés y no por la Inquisición, esta fue abolida en 1430.[9]

• La Capa de la infamia. Creada en el siglo XVII. Su primera mencione viene de Johann Philipp Siebenkees en 1790. Usada por el parlamento de Núremberg (Protestante) contra ladrones y prostitutas.

• La Doncella de Hierro. Creada en el siglo XIX. Inventada por órdenes de la elite protestante y prusiana del II Reich Alemán como parte de la propaganda anti-católica del Kulturkampf, tomando como base la Capa de la Infamia del siglo XVII por la Virgen de Núremberg Luterana.[10]

• El tenedor de los herejes, las Botas, la Zarpa de gato y la Jaula de Hierro. Creados en el siglo XV-XVI. Usada por el Parlamento Francés y no por la Inquisición, esta fue abolida en 1430.

En el año 1252, la Bula Ad Extirpanda admite la tortura, pero siempre con un médico, y limito su uso a 3 métodos: Garrucha, Potro y Tormento del agua

Véase también

Referencias

  1. Peters, Edward, Inquisition, University of California Press, 1989 ISBN 0-520-06630-8
  2. Acontius llega a afirmar que matar a un hombre no es defender una doctrina, es matar a un hombre
  3. El razonamiento partía de que ningún dogma es infalible y, por lo tanto, no se puede perseguir a un hombre por ello.
  4. http://www.pas.va/content/dam/accademia/pdf/es38.pdf
  5. Pentin, Edward (14 de diciembre de 2009). «El legado de Galileo Galilei». Zenit. Consultado el 25 de agosto de 2015.
  6. Messori, Vittorio (2001). «Galileo Galilei». Leyendas negras de la Iglesia. Barcelona: Planeta.
  7. E. Peters, op. cit., p. 111
  8. https://www.medievalists.net/2016/03/why-medieval-torture-devices-are-not-medieval/?fbclid=IwAR2cFnRo8T7LQ1trXlJvLZjlSVT5VT6evlIMnggbRjIJDu-0exSitcIq5i0
  9. https://revisioneshistoricasopusincertum.blogspot.com/2020/04/juguetes-decimononicos-la-pera-oral-o.html
  10. http://dariomadrid.com/la-doncella-de-hierro-no-fue-empleada-como-metodo-de-tortura-por-la-inquisicion-espana-nunca-existio/

Bibliografía

  • Peters, Edward, Inquisition, University of California Press, 1989 ISBN 0-520-06630-8

Bibliografía adicional

  • Van Hove, S.J., Fr. Brian, Beyond the Myth of The Inquisition: Ours is ‘The Golden Age’. Faith and Reason. (Winter, 1992).
  • Madden, Thomas F., The Real Inquisition: Investigating the Popular Myth. National Review Online. June 18, 2004
  • Messori, Vittorio, Leyendas Negras de la Iglesia, Planeta, Barcelona, 2000 ISBN 978-84-08-01778-3
  • Cardini, Franco - Montesano, Marina, La lunga storia dell'inquisizione. Luci e ombre della «leggenda nera», Città Nuova, 2005, pp.184
  • Prosperi, Adriano, Tribunali della coscienza. Inquisitori, confessori, missionari, Einaudi 1996.
  • Berti, Giordano - Cardini, Franco, L'Inquisizione, Santa, Romana e Universale, catàlogo de la exposición en el Castello delle Rocche de Finale Emilia (Modena - Italia).
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