Las calles negras

Las Calles Negras es una película de cine experimental del movimiento de contracultura de los años 60s, filmada en la ciudad de México, en formato Super8, en 1970, con una duración de 25 minutos, que está en resguardo de la Filmoteca de la UNAM y registrada en Internet Movie Database (IMDb).[1]

Las Calles Negras
Cortometraje
Ficha técnica
Dirección
Guion Felipe Tirado
Ricardo Tirado
Música
• Tocata y fuga en re menor - Johann Sebastian Bach • Don't Worry, Kyoko - Yoko Ono • Baby let me hold your hand - Ray Charles • Preludio a Colón - Julián Carrillo • To Love Somebody - Janis Joplin • Until It's Time for You to Go - Buff Sainte Marie
Sonido Felipe Tirado y Sergio García
Fotografía Sergio_García_Michel
Montaje Felipe Tirado
Protagonistas Ricardo Tirado
Patricia Valderrama
Cecilia Torres
Javier Espinosa
Viridiana García
Ver todos los créditos (IMDb)
Datos y cifras
País México
Año 1970
Género Cortometraje
Duración 25 minutos
Idioma(s) Español
Ficha en IMDb

La idea y el título de la película están inspirados en el poema “Howl”, de Allen Ginsberg (Generación beat), que dice: "He visto las mejores mentes de mi generación destruidas por la locura, muriéndose de hambre, histéricas, desnudas, arrastrándose por las calles negras en las madrugadas en busca furiosa por un pinchazo de droga..." Es el vacío existencial, no hay razón de ser.

La dirección es de Felipe Tirado, el protagonista es Ricardo Tirado, el argumento y guion cinematográfico de Felipe y Ricardo Tirado, la dirección de cámara es de Sergio García y la musicalización de Felipe Tirado y Sergio García, para lo cual seleccionaron:• Tocata y fuga en re menor - Johann Sebastian Bach • Baby let me hold your hand - Ray Charles • Don't Worry, Kyoko - Yoko Ono • Preludio a Colón - Julián Carrillo • To Love Somebody - Janis Joplin • Until It's Time for You to Go - Buff Sainte Marie.

El cine super 8 significó en los años setenta un espacio de expresión libre, sin censura, muy dinámico, que por su fácil acceso fue utilizado por los jóvenes de la época para expresar sus planteamientos críticos, lo que hoy resulta de sumo interés, en tanto son un buen reflejo y testimonio de las preocupaciones y visiones que se tenían en ese momento histórico.[2]

Pero quizás lo más relevante de esta película, es que los planteamientos que presenta tienen plena vigencia hoy en día, en tanto toca muchos de los problemas más significativos del momento presente.

Contexto

La película se inserta en las expresiones contraculturales de la época, las que florecieron en los años setenta en movimientos juveniles de protesta, que llegaron a provocar grandes crisis políticas, particularmente en el año de 1968, como la Primavera de Praga en Checoslovaquia, los disturbios de París, la Convención Nacional Demócrata en EE. UU., los movimientos antifranquistas en España, y el movimiento de 1968 en México. Estos movimientos encuentran raíces profundas en los dramáticos acontecimientos dejados por la barbarie de la segunda guerra mundial, que provocaron una decepción, desánimo y pesimismo ante la vida. En los años cincuenta, en los Estados Unidos, se da la generación beat, que se caracteriza por un rechazo a los valores convencionales, a la vida del consumo, al American way of life, se forma un movimiento contracultural que lleva a la libertad sexual, al uso de las drogas, expresiones musicales de protesta (como Bob Dylan), promulgación de filosofías orientales, que, junto al rechazo de la guerra de Vietnam, se ven reflejadas en el movimiento hippie de los años sesenta.

Argumento

Un hombre profesionista, trabajador y exitoso, que vive en una gran urbe, empieza a sentir la agresión al medio ambiente, el peso de la sobrepoblación, la contaminación, la escasez del agua para unos y la abundancia para otros, la comercialización, la publicidad invasiva para crear consumo, el tabaquismo, el alcoholismo, las desigualdades sociales, los círculos marginales de la miseria, los miserables que viven en los basureros pepenando contrastados con quienes viven en la opulencia, con inválidos que se arrastran en las calles negras mostrando su deformidades en busca de limosna, el abuso del poder, el poder político represivo, junto con la complicidad de la iglesia. Esto lleva al personaje hasta sentir repugnancia, se percata de que hay una enorme indiferencia, se empieza a sentir abandonado y sólo, se ve y se siente como uno de esos perros indefensos que quedan atrapados en los camellones centrales de las vías rápidas de la ciudad, sin que nadie se interese ni preocupe por su suerte.

Este mundo cargado de injusticias, obsesivo por ser industrializado y alcanzar el progreso de la modernidad a costa de todo, hunde al personaje en un sin sentido de la vida, un vacío existencial, cae en una terrible depresión que lo lleva a tirarse al alcoholismo. Vagando por las calles negras de la ciudad, sin rumbo ni propósito, se encuentra con una mujer rica y estrafalaria que lo ve y lo invita a subir a su automóvil. La mujer se lo lleva a su casa con el fin de divertirse con él, se ponen a beber alcohol. La mujer que también se siente vacía y llena de náuseas ante la vida, decide sacar una pistola para matar a ese hombre que ve como algo repugnante, sin sentido, pero cambia su decisión porque también ella se siente completamente vacía y se pega un tiro en la sien. Su cuerpo sangrante cae sobre el hombre quien aterrorizado lo avienta y sale huyendo.

Vagando en el amanecer, lleno de frío, ve como uno de esos perros indefensos es atropellado con toda indiferencia por un automovilista. El atropellamiento le aterroriza, le desencadena un cuadro de alucinaciones oníricas, ve la cara sangrante de la mujer, se ve enloquecido, vestido en harapos y descalzo subiendo por la escalera de una vecindad en ruinas, se siente encadenado y ser arrastrado entre escombros donde está un perro colgado prendido en llamas balanceándose de manera pendular. Estas alucinaciones lo llevan a la conciencia de que él es como uno de esos perros, un ser indiferente que a nadie importa, uno más dentro de esa enorme masa indistinta de la gente, siente el sin sentido de la vida. Percibe sus brazos encadenados y los zarandea para liberarse de esas cadenas, que las avienta y escapa corriendo desesperadamente para abandonar la ciudad que lo oprime.

Al llegar al campo, ya en el bosque de altura, cae por el agotamiento, pero en su exasperación, resurgen de sus ya pocas fuerzas, la energía para revolcarse con desesperación en la tierra y hacer la catarsis de su vacío. Se siente totalmente perdido y abatido. Al amanecer, con la luz del alba, ve venir una pequeña niña desnuda que le obsequia un pedazo de pan, la situación le hace sentir que hay un nuevo amanecer, que resurge un nuevo día, que no todo está podrido ni perdido, con lo que logra recobrar la esperanza de encontrar un sentido a la vida.[3][4][5]

Referencias

Lecturas recomendadas

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