La rana que quiso ser buey
La rana que quiso ser buey es una fábula atribuida a Esopo y reescrita posteriormente por distintos fabulistas (como Jean de La Fontaine o Félix María Samaniego).[1]

El majestuoso y corpulento buey se paseaba por el campo y pasó junto a una pequeña rana. Esta quedó admirada de tanta grandeza y sintió envidia. ¿Por qué ella era tan insignificante, si otros animales podían ser tan grandes? Pensó entonces que bastaba proponerse ser así enorme para conseguirlo y se dispuso a hacer la prueba. Abrió la boca y aspiró profundamente, inflándose,¿Soy tan grande como el buey? Preguntó a las otras ranas. No con mucho le contestaron. Volvió a intentarlo otra vez y se hinchó un poco más ¿Y ahora? Te falta mucho respondieron sus hermanas. Una tercera vez lo intentó, pero la piel estirada no resistió más y al inflarse nuevamente el animalito estalló con el esfuerzo. Así murió la rana infeliz, queriendo ser como el buey Moraleja: la rana por querer ser como el buey no valoró lo que era y terminó viviendo y muriendo infeliz. “Conocernos, valorarnos y aceptarnos como somos es fundamental para tener una vida plena y feliz”.
Referencias
- «THE FROG AND THE OX». mythfolklore.net. Consultado el 3 de marzo de 2018.