Glyn Jemmott Nelson

Glyn Jemmott Nelson nació el 8 de febrero de 1946 en New Grant, al sur de la Isla de Trinidad y Tobago. Estudió ingeniería por tres años después de la preparatoria, trabajando para Texaco y becado para sus estudios. Convencido de tener vocación de servicio, abandonó sus estudios y entró al Seminario católico en 1975. Glynn inició con estudios en filosofía en el Seminario local para después proseguir con la licenciatura en Teología en Roma. Durante sus estudios, regresó temporalmente a Trinidad y Tobago a impartir clases de Biblia, para finalmente concluir sus estudios en Roma en 1982.

Habiendo convivido con el colegio mexicano en Roma, arribó a la Ciudad de México en 1982. El ahora párroco fue asignado a la Iglesia de San Jacinto, en San Ángel, una colonia privilegiada dentro de la Ciudad de México. A pesar de su buena relación con la comunidad, impulsado por ser misionero, el padre Glyn creía que podría tener mayor impacto en comunidades marginadas de México.[3] Al argumentar su intención de trabajar con la población afromexicana, el Obispo Bartolomé Carrasco le autorizó la transferencia para vivir y trabajar en Oaxaca, ascrito a la iglesia de Pinotepa Nacional.[3] Residió en el 83 en la capital oaxaqueña y fue hacia 1984 que se trasladó a la costa, al darse cuenta de que existía un número considerable de población afrodescendiente en dicha zona.

Logo de México Negro A.C. actual.

Junto a otros párracos, Glynn identificó la falta de acercamiento por parte de la iglesia católica hacia las comunidades negras por lo que propuso crear un esfuerzo enfocado en ellas. De hecho, en el municipio de Pinotepa Nacional al menos 14 o 15 pueblos de los 33 existentes eran predominantemente negros. De esta manera, logró construir un centro de atención pastoral al pueblo negro en el poblado del Ciruelo, una localidad importante y mayoritariamente negra. Este centro pronto se convertiría en un foco cultural, de socialización y de soporte para las comunidades negras de la región. A finales de los ochenta empezó a organizar los primeros encuentros de pueblos negros de la región.

La identificación de la necesidad de aproximarse a los afrodescendientes coincidió con un movimiento en México y Latinoamérica por reconocer la invizibilización o la caritutarización de los pueblos negros a nivel institucional, por ejemplo, por la iglesia. En ese sentido, el movimiento impulsado por Jemmot logró conectar las discusiones locales con los contextos internacionales. Glyn reconoce que el término "afrodescendiente" tiene más que ver con la conferencia mundial en África del Sur de pueblos afrodescendientes que con una claridad local. Antes de dicha conferencia no había un lenguaje unificado, y se usaba "moreno", "negro", "prieto" y varias palabras relativamente intercambiables, en ocasiones, con connotación despectiva.

Glyn Jemmot, quien ahora vive en su natal Trinidad y Tobago, trabajó durante más de 20 años, desde 1985 hasta 2008, en la región de Costa Chica, una zona tradicionalmente negra en el suroeste de México. Éste ministerio lo llevó a conocer la historia y lucha de la comunidad afrodescendiente en México de manera íntima. Sus esfuerzos por visibilizar e impulsar a la comunidad culminan en el Encuentro de Pueblos Negros que se llevó a cabo en marzo de 1997 en el Ciruelo,[4] Oaxaca, un poblado a aproximadamente 22 kilómetros de Santiago Pinotepa Nacional. A este encuentro llegaron diversos habitantes de Guerrero y Oaxaca para reflexionar sobre la historia y presencia de la comunidad negra en México. Sin duda, Jemmot jugó un papel fundamental en la unificación de la identidad afrodescendiente en los años ochenta y noventa del siglo pasado.

Con este impulso y junto a otros organizadores y líderes de la comunidad unto a Sergio Peñaloza, en 1997 co-fundó México Negro A.C., la organización de mexicanos afrodescendientes más antigua del país. Su lucha por visibilizar a la comunidad[2] ha llevado a la reforma del artículo 16 de la Constitución de Oaxaca para incluirla en el conteo poblacional del estado. Su trabajó impulsó la lucha por el reconocimiento constitucional  de los pueblos afrodescendientes en Oaxaca (2013), Guerrero (2014), Veracruz, la ciudad de México y eventualmente a nivel federal (2018) en el artículo 2.º constitucional.

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