Convento de San Francisco (Zaragoza)

El convento de San Francisco, fue un convento situado en la antigua plaza de la Constitución (actual plaza de España) de la ciudad de Zaragoza perteneciente a la Orden de Frailes Menores.

Convento de San Francisco de Zaragoza

La Fundación del convento

La fundación del convento sucedió en 1219. Una de las fuentes que mejor nos habla de este hecho son los anales de Aragón de Jerónimo Zurita.

En el citado libro se nos cuenta que por las fiestas de la asunción de nuestra señora (15 de agosto), un conjunto de religiosos franciscanos, entre los que se encontraba Fray Juan Parente de Florencia, quien Jerónimo Zurita lo describe como “un gran religioso que fue maestro general de su orden después de la muerte de sant Francisco”.

El pueblo zaragozano se sorprendió con la llegada de estos monjes:

“(...) Fue grande el concurso y admiración de todo el pueblo cuando vieron aquellos religiosos que en su hábito y conversación representaban una santa simplicidad y gran aspereza de vida con menosprecio de las cosas del mundo; porque venían vilmente vestidos de sacos y cilicios y descalzos. Y entendiendo que correspondía su religión y doctrina católica con la profesión, fueron recogidos universalmente con gran devoción de los mayores y menores (...)”

Una vez en Zaragoza, el mismo día, se presentaron estos monjes ante el obispo, los canónigos de la Seo y del Pilar, y ante los jurados de la ciudad. Finalmente se les dió audiencia pública a los religiosos en el capítulo de la Seo en presencia de los jueces eclesiásticos y seglares, y de los jurados y personas principales de la ciudad. En ella se expuso la razón de su venida a la ciudad y presentaron las letras apostólicas que traían de su comisión, que eran del papa Honorio. Estas letras contenían según Jerónimo Zurita:

“(...)que el religioso Francisco y sus compañeros que profesaban la vida y religión de los frailes menores, desechando las vanidades de este mundo, habían elegido cierto camino de vida que por sus grandes méritos y ejemplo de santa vida se había aprobado por la iglesia católica, e iban por todas las regiones del mundo predicando la doctrina evangélica a ejemplo de los apóstoles. Y exhortaba el papa que a donde quiere que los religiosos de esta santa compañía presentasen sus letras, los recogiesen como a verdaderos y fieles ministros de la iglesia, y los tratasen caritativamente. (...)”

Después los regidores y el obispo, les señalaron el lugar donde iban a fundar el convento, un lugar que según Jerónimo Zurita se encontraba:

“entre las riberas de Ebro y de la Huerba, que era lugar apartado del trato del pueblo, porque fuera de los muros de piedra no había tanta población”.

Este lugar fue el que luego ocupó el convento de San Agustín, y donde antes había existido un cementerio, en época musulmana. Era una zona muy difícil para vivir debido a las malas condiciones que allí se daban y las inundaciones.

El propósito de ubicar en ese lugar el convento de los franciscanos era, como se estaba haciendo entonces en otras ciudades, el impulsar el poblamiento de las zonas desiertas, y el reivindicar la fe cristiana anulando el uso que tenía para la religión musulmana.

La primera misa celebrada en el convento, se ofició el día de San Agustín, el 28 de agosto del mismo año, “con gran concurso de todo el clero y de los estados de la ciudad el día de sant Agustín”.

Fray Juan Parente envió a otras partes de España desde Zaragoza religiosos que fundaron nuevos conventos, siendo el de esta ciudad, junto con el de Barcelona los primeros en España.

El convento se convirtió en un importante foco cultural con incidencia en la ciudad e incluso América y Filipinas, llevándose a cabo allí un largo proceso formativo de las personas que iban a desarrollar esa obra misional y cultural.

Descripción del primer convento

El convento ocupaba el área de la necrópolis islámica y estaba delimitado por el muro de rejola.

Durante la estancia de los franciscanos en esta sede (1219-1286), se van a desarrollar construcciones de baja calidad.

Arqueológicamente los vestigios de este primer convento recuperados no son por el momento muy extensos, pero nos muestran estructuras del convento. Otros vestigios curiosos son “graffiti”, entre los que destaca la figura de un fraile franciscano, y el hallazgo de los restos de un canal. Adosadas a este canal se conservan 2 jambas de una puerta de una edificación de la época.

El refectorio

El refectorio es de las estructuras más destacadas de las encontradas en las excavaciones. El refectorio está construidos con materiales pobres como el adobe y el yeso.

Las huertas

Eran bastante amplias y delimitadas por el muro de rejola, en este espacio existía una red de canales de varios usos que desaguan en uno principal con dirección a la calle Alonso V. La construcción de estos canales se realizó con paredes de ladrillo construidas a soga. El canal principal se cubrió con placas de alabastro, provenientes probablemente de algún mausoleo funerario islámico.

El nuevo convento en el coso

En 1286 los franciscanos abandonaron la sede en la que se encontraban, cediendo el convento a los padres agustinos, y  trasladándose a otra “más cómoda”, según Jerónimo Zurita, situada a doscientos pasos enfrente de la puerta Cinegia.

La razón de este traslado, explica el padre Jaime Jordán, fue porque la tierra era muy pobre para cultivar por haber sido cementerio y en segundo lugar, porque la muralla les impedía expansionarse habida cuenta de que el número de religiosos habían aumentado bastante en poco tiempo.

La razón más probable del traslado fue la repugnancia de encontrarse huesos de musulmanes, y la segunda razón, el miedo a expansionarse en momentos en los que el bandidaje y la inseguridad debían ser para preocupar. Su traslado les proporcionaría una vida más tranquila.

Los monjes se trasladaron, según el padre Murillo, al edificio en el Coso que hasta 1274 había sido el convento de los frailes de la penitencia de Jesús, los cuales fueron extinguidos en el concilio de León.

“Allí vivían los frayles de la Penitencia de Iesu Christo; que siguiendo la opinion mas comun, fueron Agustinos reformados por su santo varon llamado fray Iuan Bueno Mantuano. A estos parece que los truxo Dios a Çaragoça como precursores nuestros para prepararnos aquel Convento; porque quando los religiosos de nuestra Orden se huviesen de mudar a el, hallassen casa aparejada donde pudiessen vivir religiosamente”


Dice Faustino Casamayor en 1797, que la fábrica del convento estuvo a cargo del infante don Pedro, hijo de Pedro III. Y que al día siguiente de tomar el mando en esta tarea, el 2 de mayo de 1286 “mandó abrir los fundamentos, que es la que oy existe”. 10 años después del comienzo de las obras murió el infante sin poder ver terminadas las obras y dejando cien mil sueldos para terminarla.

Tiempo después el obispo de Zaragoza, Hugo de Mataplana tomó a su cargo el adornar la iglesia, con jocalias, libros y otras cosas necesarias. Hizo el coro, y sus sillas.

La obra concluyó según la guía de Zaragoza de 1860, en 1357 aunque Faustino Casamayor dice que fue en 1399, tardando 113,con la protección del rey Pedro IV, quien le cedió a la comunidad su huerta, habiendo contribuido no poco a levantarla uno de los religiosos D. Pedro Cornel.

El convento sufrió bastante durante la Guerra de la Independencia y los sitios de Zaragoza, quedando casi completamente arruinado. Las circunstancias de aquella fundación fueron las siguientes.

Tras la destrucción, se conservó el famoso arco del trascoro que los franceses dejaron por muestra de lo que allí había habido, así como el suntuoso salón interior del convento donde los religiosos habilitaron iglesia para su culto después de haberse concluido aquella guerra. Finalmente, el edificio fue vendido en pequeñas partes a particulares.

Descripción del convento

La iglesia

Esta magnífica disponía de una sola nave que medía 246 pies de longitud por 75 de latitud y contenía los sepulcros de algunos personajes destacados, ya que allí descansaba el generoso fundador del edificio, el infante Pedro de Aragón, que era hijo del rey Pedro III y hermano del rey Jaime II, habiendo fallecido prematuramente en 1296 en tierras castellanas cuando luchaba a favor de los infantes de la Cerda.

También estaba enterrada en la iglesia del convento la reina Teresa de Entenza, que fue la primera esposa del rey Alfonso IV de Aragón y la madre de Pedro IV el Ceremonioso, descansando además junto a dicha reina sus hijos Isabel y Sancho, fallecidos en la infancia. Esta reina falleció en 1327 al dar a luz a su hijo Sancho, y fue sepultada a un lado del presbiterio y en un mausoleo de mármol sostenido por seis leones con su efigie en traje de religiosa y con figuras llorando alrededor del sepulcro. Y las tumbas de sus hijos estaban pintadas sobre tabla, hallándose la infanta Isabel vestida de clarisa y el infante Sancho con una guirnalda y el cabello desceñido.

Desde el cadalso colocado bajo el Arco de Toledo fueron trasladados con más de dos siglos de intervalo a la iglesia del convento de San Francisco los cadáveres del valido Bernardo de Cabrera y del patricio Juan de Lanuza.

Al final el terreno que ocupaba el complejo conventual sería destinado, por disposición del Gobierno, a la construcción de un palacio para la Diputación Provincial de Zaragoza y el Consejo provincial, con todas las dependencias del Gobierno de la provincia. Le fue cedido el solar y el convento en el año 1840 y en 1843 comenzaron las obras, habilitando unas habitaciones para secretaría de la Diputación y un pequeño salón de sesiones.

Referencias

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