Bernardo Valdivieso

Bernardo Valdivieso (Loja, Ecuador, 1745 -1805). Fue un filántropo impulsor de la educación en la Época Hispánica. Ocupó varios cargos públicos, entre ellos regidor del Cabildo de Loja y Comandante de Milicias. Lleva su nombre el colegio Bernardo Valdivieso, el primer establecimiento de educación secundaria de la ciudad de Loja, y uno de los más antiguos del Ecuador. Un monumento en su ciudad natal recuerda su figura.

Bernardo Valdivieso
Información personal
Nacimiento Septiembre de 1745
Loja (Ecuador)
Fallecimiento 1805
Nacionalidad Ecuatoriana
Información profesional
Ocupación Abogado
Cargos ocupados Regidor del Cabildo de Loja

Biografía

Bernado Valdivieso fue hijo de Bernardo de Valdivieso y Estrada, y María González de las Eras. Obtuvo en Lima el título de doctor en Jurispudencia. Prohombre ilustre, descendiente de una antigua familia de encomenderos asentada en el Corregimiento de Loja, perteneciente en principio al Virreinato del Perú, y después a Nueva Granada. Vivió una época de profundos cambios bajo los reinados de Carlos III y Carlos IV de España, reyes borbones del Despotismo Ilustrado, cuyo forma de gobierno tomó distancia del espíritu de los Reyes Católicos y la siguiente dinastía de los Habsburgo (en particualr de Felipe II), que hicieron de España la primera potencia cumbre de la Modernidad.

Los reyes borbones pusieron énfasis en el control eficaz de un Imperio de 20 millones de kilómetros cuadrados. Para ello crearon dos nuevos virreinatos, el de Nueva Granada (1739) y Río de la Plata (1777). Fue en tiempo de Bernardo Valdivieso cuando la Real Audiencia de Quito pasó a formar parte del Virreinato de Nueva Granada. Para entonces España había sido obligada a aceptar el comercio de esclavos negros en sus territorios, medida impuesta tras el Tratado de Utrecht; además de entregar Gibraltar, Menorca, Terranova y la Bahía de Houdson a los ingleses. Estos acontecimientos, más la expulsión de los jesuitas de todos los territorios de España (1767), marcaron el tiempo de Bernardo Valdivieso, dando lugar a una serie de factores que tendrían que ver con su vida.

Con la expulsión de los jesuitas de los reinos de España, tras ser acusados de participar en el Motín de Esquilache, la educación sufrió un duro revés en los virreinatos de América. La historia demostraría que todo formó parte de un complot masónico para apoderarse de los bienes de la Compañía de Jesús, con cuyas rentas sostenían ellos sus colegios. También el Colegio de Loxa, fundado por los jesuitas en 1727, quedaría abandonado tras la expulsión de los jesuitas. Fue cuando Bernardo Valdivieso, por entonces regidor del Cabildo de Loja, se encargó de que continuara la educación de la juventud de Loja.

Al morir don Bernardo Valdivieso hizo testamento legando cinco grandes haciendas al Colegio de Loja, con cuyas rentas se sostuviera de forma perpetua. Pero el Cabildo iniciaría un largo proceso que duró aproximadamente cuarenta años, a fin de ir modificando las cláusulas para dejar sin efecto la voluntad del filántropo. Bernardo Valdivieso tuvo dos hijos naturales; José Eulalio y Francisca. Al hacer testamento, nombró Administrador a su hijo José Eulalio, pero este murió de forma violenta en septiembre de 1813 en Casanga. Antes de ello, José Eulalio se había quejado ante el Cabildo de un esclavo negro que se había fugado y de otro que no quería dejar de llevar cuchillo. Meses después de la denuncia, José Eulalio murió asesinado. Sobrevivió únicamente Francisca, pero las haciendas terminarían en poder de doña Gertrudis de Valdivieso, mediante una retroventa de dudosa transparencia jurídica celebrada en noviembre de 1840.

Simón Bolívar en su paso por Loja en 1823 intentó poner en funcionamiento el colegio, pero tal acción quedaía sin efecto cuando el Gobierno republicano desposeyó a la institución de las rentas que garantizaban su solvencia económica. Por fin, en 1826, tras una serie de contratiempos, la institución reabrió finalmente sus puertas con el nombre de Colegio San Bernardo, llamado después colegio Bernardo Valdivieso. El colegio incluía además una escuela de niños (que nunca había dejado de funcionar), y un fondo para una preceptora de niñas. El deseo del benefactor fue que se incorporase la enseñanza del álgebra además de las asignaturas obligatorias. De este colegio devendría más tarde la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, que sería a su vez el germen de la Universidad Nacional de Loja, creada en 1943 bajo la presidencia de Arroyo del Río.

Bernardo Valdivieso fue contemporáneo del historiador jesuita Juan de Velasco, y del médico y periodista Eugenio de la Santa Cruz y Espejo, si bien no es probable que llegaran a conocerse. Los escritos de Espejo contra el rey de España Carlos III le habían hecho huír de Quito y buscar refugio en Bogotá. Médico, abogado, erudito y polemista incisivo, Espejo estaba en desacuerdo con las políticas del rey Carlos III, ya que la deriva administrativa iniciada por los borbones se estaba asemejando de a poco a los sistemas coloniales de Inglaterra, Francia y Holanda, aunque sin llegar al deshumanizante utilitarismo de aquellas. Sin embargo el cobro de impuestos, el afrancesamiento frívolo de las clases pudientes, el progresivo descuido de la salud pública y la educación fueron dejando atrás el espíritu filantrópico de la España imperial, de cuya virtud participaban todavía hombres como Bernardo Valdivieso. Por otro lado, las arcas reales estaban desgastadas por las innumerables guerras que afrontaba España por esos días, lo cual afectaba la buena marcha de la administración imperial.

España jugaba por entonces un papel protagónico en la independecia de los Estados Unidos de América apoyando con hombres, barcos, dinero y armas la emancipación de las colonias del norte. Fue precisamente el español Luis de Unzaga y Amézaga quien sugirió el nombre de Estados Unidos de América para los territorios liberados del poder de Inglaterra. La asesoría político-militar de Unzaga salvó al general George Washington de ser destituido por el congreso tras varias derrotas sufridas ante los ingleses. El mismo Washington lo reconocería más tarde: sin la ayuda de España no hubiera sido posible la idependencia de los Estados Unidos de América. Los españoles Francisico de Miranda y Bernardo de Gálvez fueron vitales en la independencia de los EE. UU.. Pero en ese tiempo la España gestora de la primera globalización empezaba a entrar lentamente en su etapa final como potencia hegemónica. Sin embargo su moneda, el real de a ocho español, la primera moneda dura de la historia, continuaba siendo todavía la divisa internacional de peso constante que llevaba en circulación en el mundo por casi tres siglos, y fue la moneda que adoptó EE. UU. en sus primeros años de vida republicana, antes de crear el dólar (Spanish Thaler), cuyo signo hacía referencia a las columnas de Hércules cruzadas por una banda en forma de S que mostraba la moneda española en su haz principal.

Monumento

En honor a Bernardo de Valdivieso se erige un monumento en la plaza central de la ciudad de Loja, frente a la iglesia Catedral. Es una esatua fundida en bronce oscuro y tiene una altura de 1,85 m. Se trata de una efigie pedestre. Al no lucir botas ni espada sugiere la memoria de un hombre de letras.

La estatua fue encargada a Francia, al escultor Leo Laporte Blairsy. Su erección en la plaza de Loja data del 24 de mayo de 1909 tras una larga disputa entre liberales y conservadores. Los conservadores proponían levantar en la plaza la Imagen en bronce de la Inmaculada Concepción de la Virgen María, bajo cuya advocación fue fundada la ciudad en 1548, pero la facción liberal se impuso erigiendo la estatua de Bernardo Valdivieso.

Respecto a la fidelidad de la efigie con la verdadera estampa del filántropo lojano, ha habido discrepancia desde el principio, puesto que la imagen no parece corresponder a un caballero hispano de finales del siglo XVIII. La gruesa capa, en particular, desdice de la moda de entonces, y también del clima y del contexto geográfico en que vivió don Bernardo de Valdivieso. Por otra parte, la barba y la manera de llevar el cabello tampoco pertenecen a la usanza de la época, excepto la levita de puntas, los zapatos de hebillas y el pantalón y calcetas hasta las rodillas. La gruesa capa aludiría más bien a un caballero anglosajón o a un prócer nórdico. Los grabados de Alejandro Malaspina, quien recorrió Hispanoamérica por esos años, corroboran que la imagen reproducida en la estatua no concuerda con la usanza de la época ni del medio en que vivió don Bernardo de Valdivieso. En cuanto al planteamiento estético de la imagen tiene más bien relación con los bultos de George Washington (en especial el que se levanta en Bogotá), o con algunos deThomas Jefferson.

La estatua de Bernardo Valdivieso no fue encargada a Francia sino un siglo después de su muerte. En cierto momento se adujo que hubo una confusión al momento de desembarcar la estatua en el puerto de Guayaquil, y que la verdadera efigie de don Bernardo Valdivieso habría ido a para a otro sitio. Pero ello supondría una serie de coincidencias aún más increíbles que todos los supuestos barajados en torno al asunto. Lo más probable es que Leo Laporte Blairsy no estuviera muy bien informado respecto al eminente lojano, más aún teniendo en cuenta las constantes desaveniencias entre Francia y la España imperial, sobre todo a partir de la invasión napoleónica a la península ibérica.

Varias placas en el monumento recuerdan su figura:

  • “Bernardo Valdivieso, propulsor de la educación - Loja mayo 24 de 1954.”
  • Otra placa del colegio Bernardo Valdivieso dice:”Homenaje del colegio Bernardo Valdivieso a su benefactor en el sesquicentenario de su fundación 1826, octubre 22 de 1976
  • La placa del Colegio de abogados[1] de Loja dice: “El Colegio de Abogados de Loja, homenaje al colegio Bernardo Valdivieso en sus fiestas”
  • Una placa de la Universidad Nacional de Loja.

Referencias

  1. Gobierno de Loja, Ecuador. Consultado el 30 de julio de 2010.

2. Máximo Agustín Rodríguez, (2004), Apuntes para la historia de Loja, Tomo VI, Editorial Monsalve 3. Pío jaramillo Alvarado, (2002), Historia de Loja y su Provincia, Editorial Senefelder. Máximo Agustín Rodríguez (2008). Obras completas. Apuntes para la historia de Loja,Tomo VI, Ed. Ilusre Municipio de Loja,

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