Alberto García Granados

Alberto Fernando Próspero García Granados y Ramírez (Durango, Durango, 29 de julio de 1848 - Ciudad de México, 8 de octubre de 1915) fue un ingeniero agrónomo y político mexicano. Fue secretario de Gobernación y gobernador del Distrito Federal. Estuvo involucrado en el asesinato de Francisco I. Madero y fue capturado durante la Revolución mexicana, siendo fusilado, en lo que ha sido el único asesinato político en la historia de México que ha sido esclarecido.

Alberto García Granados


Gobernador del Distrito Federal
20 de mayo de 1911-2 de agosto de 1911
Predecesor Samuel García Cuéllar
Sucesor Ignacio Rivero


Secretario de Gobernación
19 de febrero de 1913-13 de junio de 1913
Presidente Victoriano Huerta
Predecesor Victoriano Huerta
Sucesor Aureliano Urrutia

3 de agosto de 1911-17 de octubre de 1911
Presidente Francisco León de la Barra
Predecesor Emilio Vázquez Gómez
Sucesor Abraham González Casavantes

Información personal
Nombre de nacimiento Alberto Fernando Próspero García Granados y Ramírez
Nacimiento 29 de julio de 1848
Victoria de Durango, Durango
Fallecimiento 8 de octubre de 1915 (67 años)
Ciudad de México
Causa de muerte Fusilamiento
Nacionalidad Mexicana
Familia
Cónyuge Teresa María de la Merced Campero y Flórez
Educación
Educado en Universidad de Bonn
Información profesional
Ocupación Agrónomo y político

Semblanza biográfica

El dictador Victoriano Huerta flanqueado por sus ministros Francisco León de la Barra y Alberto García Granados.

Sus padres fueron José Vicente García Granados y Zavala, y Josefa Ramírez y Palacios, ambos de buena posición económica. Realizó sus estudios en la Ciudad de México en el Liceo Franco Mexicano. En 1861 viajó a Alemania para estudiar en la Escuela de Agricultura de la Universidad de Bonn, realizó algunos otros estudios en Inglaterra. Obtuvo el título de ingeniero agrónomo. Fue propietario de la hacienda Cháhuac en Huejotzingo.[1] Fue vicepresidente y presidente de la Sociedad Agrícola Mexicana. Fue autor de varios estudios económicos y agrícolas. En 1884 se pronunció en contra de la propuesta del presidente Manuel González al respecto del arreglo y conversión de la deuda externa con Inglaterra, la cual había sido criticada por Salvador Díaz Mirón. Contribuyó como articulista, junto con su hermano Ricardo García Granados, en los periódicos de oposición El Demócrata y La República. Por su participación en manifestaciones callejeras fue encarcelado. Contrario al régimen de Porfirio Díaz, decidió autoexiliarse a Europa.[2] De regreso en México, se casó en 1891 con Teresa María de la Merced Campero Flores. Fue diputado de la XX Legislatura de México del Congreso de la Unión.

Al inicio de la presidencia interina de Francisco León de la Barra fue gobernador del Distrito Federal. El 3 de agosto de 1911 sustituyó a Emilio Vázquez Gómez cuando éste renunció al cargo de secretario de Gobernación. A pesar de que Francisco I. Madero consideró el cambio benéfico, García Granados se opuso a la política de conciliación entre el antiguo régimen del porfiriato y el maderismo, movimiento que repudiaba. Pugnó por licenciamiento incondicional de las tropas revolucionarias y por exterminar el zapatismo en el estado de Morelos.[3] Su animadversión por Madero fue tal, que se le atribuyó la frase: "La bala que mate a Madero salvará a la República".[4] Tuvo que abandonar su puesto en octubre, debido a la presión pública, poco después de que Emiliano Zapata irrumpiera en Milpa Alta. Se le señalo de haber financiado la rebelión encabezada por Félix Díaz en Veracruz en octubre de 1912.

Durante la Decena Trágica, Juan Sánchez Azcona, quien lo tachaba de connotado conservador de la oposición, lo descubrió sosteniendo conversaciones en la pastelería El Globo con el general Victoriano Huerta, quien estando como comandante militar de la plaza de la Ciudad de México lo mandó llamar a Palacio Nacional. Mediante la firma del Pacto de la Embajada fue nombrado nuevamente secretario de Gobernación por el régimen golpista.[5] Presuntamente participó en un consejo de ministros que se llevó a cabo el 21 de febrero de 1913, durante el cual se decidió llevar a cabo los asesinatos de Madero y Pino Suárez, aunque en una entrevista otorgada al periódico El Radical, el 30 de julio de 1914, negó la existencia del consejo.[6] Durante su breve gestión como titular de Gobernación intentó negociar inútilmente la paz con Emiliano Zapata comisionando a uno de sus subalternos para acompañar al padre de Pascual Orozco, quien resultó fusilado.[7]

Captura, juicio y ejecución

Fue aprehendido durante Revolución mexicana por las fuerzas de la policía especial del Cuerpo del Ejército del Noroeste en la Ciudad de México, en donde se hallaba oculto desde la caída de la dictadura de Victoriano Huerta, en septiembre de 1915. Se le acusó en un juicio sumario, celebrado el 7 de octubre de 1915, de haber entregado documentos al embajador de Alemania en México los cuales mencionaban una compra de armas alemanas a cambio de una probable alianza futura contra Estados Unidos.

Después de ratificar, sin temor alguno, ante el Consejo de guerra, presidido por el general Pablo González, que lo juzgaba, que sí había sido miembro del gabinete del general Victoriano Huerta, el ingeniero García Granados tomó asiento, haciendo un ligero saludo, según dice la crónica, a su abogado defensor, el licenciado Francisco Serralde. Después se dio lectura a las constancias del proceso, dándose a conocer las conclusiones del agente del Ministerio Público Andrés Méndez Alarco, que empiezan diciendo que García Granados, había tomado parte en una vasta conspiración en contra del régimen del presidente Madero, desde mediados de 1912; que García Granados era unos de los jefes de esa conspiración, en la que tomaban parte prominentes porfiristas; que había tenido participación directa en el levantamiento del general Félix Díaz, en el puerto de Veracruz, en octubre de 1912; que al fracaso de aquel levantamiento había continuado conspirando en la Ciudad de México; que había sido asiduo colaborador de varios periódicos antimaderistas, en los cuales escribía sin firmar los artículos: que desde los primeros días de enero de 1913, había estado en inteligencia con los generales Bernardo Reyes y Félix Díaz, presos en la prisión militar de Santiago Tlatelolco y en la Penitenciaría de Lecumberri, respectivamente; que más tarde se había puesto de acuerdo con los felicistas y reyistas preparando el movimiento de febrero de 1913; que había estado en La Ciudadela; que había sido ministro de un gobierno espurio como el de Huerta; que había tenido participación en los asesinatos de Madero y Pino Suárez, y, finalmente, que hasta los pocos días antes de la entrada de los revolucionarios a la Ciudad de México en 1914, había escrito en contra la revolución acaudillada por Venustiano Carranza.

Leída la exposición del fiscal, don Alberto se puso de pie, para negar en primer término, haber conspirado en contra del régimen maderista. Negó también haber tenido injerencia en el levantamiento del general Díaz en Veracruz. Declaró que si había tenido conocimiento de que se preparaba una sublevación en la propia capital del país, fue por conducto de su hermano Ricardo, a quien se lo había comunicado en los primeros días de febrero de 1913 el doctor Samuel Espinoza de los Monteros. Refirió enseguida cómo el general Huerta, siendo comandante militar de la capital de la República, lo había mandado llamar a Palacio Nacional el domingo 9 de febrero, anunciándole que Madero había salido de la ciudad para traer a la brigada del general Felipe Ángeles para combatir a los alzados, y qué él, Huerta, preparaba un golpe militar, y que creyendo inminentemente la caída del régimen maderista, quería que García Granados ocupara la presidencia provisional de la República, a lo cual él se había negado. García Granados expresó que Huerta le había suplicado que fuera a La Ciudadela para hablar con los generales Félix Díaz y Manuel Mondragón, a fin de tratar de solucionar el problema, a lo cual accedió, siendo acompañado por el ingeniero Enrique Cepeda. Que habiendo hablado con el general Díaz, éste le había contestado que Huerta debería de hacer las proporciones para evitar la guerra, con lo cual había dado por concluida su misión. Declaró que desde el día 10 de febrero se había visto obligado a refugiarse en la casa de un amigo debido a que se le perseguía. Fue sentenciado a muerte mediante la ley expedida por Juárez el 25 de enero de 1862, siendo fusilado al día siguiente por la mañana en los llanos de la Escuela de Tiro, cerca de la Penitenciaria de Lecumberri en compañía de Manuel Zamacona e Inclán y Ricardo Aguirre. Alberto García Granados fue padre del historiador y académico Rafael García Granados.[8]

Referencias

  1. Sanchiz, Javier. «La familia Fagoaga. Apuntes genealógicos (pag. 20)». Consultado el 15 de junio de 2012.
  2. Piñera, 2001; 203-204
  3. Womack, 2004; 114
  4. Silva, 2005; 197
  5. Silva, 2005; 303
    Womack, 2004; 158
  6. Taracena 1998; 162-167
  7. Silva, 2005; 332
  8. «Rafael García Granados (1893-1956)». Academia Mexicana de la Historia. Archivado desde el original el 22 de mayo de 2012. Consultado el 15 de junio de 2012.

Bibliografía


Predecesor:
Samuel García Cuéllar
Gobernador del Distrito Federal
6 de junio al 2 de agosto de 1911
Sucesor:
Ignacio Rivero
Predecesor:
Emilio Vázquez Gómez
Secretario de Gobernación de México
3 de agosto al 27 de octubre de 1911
Sucesor:
Abraham González Casavantes
Predecesor:
Victoriano Huerta
Secretario de Gobernación de México
1913
Sucesor:
Aureliano Urrutia


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